2011/03/15

Salzburgo


Domingo 27 de junio de 2010:

Terminamos de almorzar en la carretera entre Viena y Salzburgo y a las cuatro de la tarde continuamos el viaje. Vamos de Oriente a Occidente, pues mientras que Viena está al levante, Salsburgo, la cuna de Mozart, se encuentra al occidente y en la parte más delgada de lo que sería un muslo de pollo, que es la forma que tiene el mapa de Austria, con la parte más carnuda hacia el oriente.


Por todos lados la tierra está bien cultivada lo que le da al paisaje un bello aspecto vegetal. Lo que no he visto son potreros con caballos. Debe ser porque debido a las estaciones su producción se hace solo en establos. Qué bueno fuera que todos los habitantes de los países en desarrollo pudieran contemplar este verde continuo, y constatar los beneficios del orden, la legalidad y la civilización, que impera en estos países. Seguramente empezaríamos a cambiar hacia el bienestar de todos.

Qué paisajes tan bonitos, solo prados verdes y casas con flores. No se ven vallas publicitarias a bordo de la carretera, todo muy ordenado y una hermosa naturaleza. Pasamos frente a una laguna preciosa que parece un espejo, con patos nadando en ella y árboles alrededor.  Uno no creía que las fotos de los almanaques antiguos pudieran darse en la realidad, pero acá estamos contemplando esas bellezas, en vivo y en directo.  Dios mío, cómo ha sido de generosa la vida conmigo! Tengo salud y ahora disfruto de este viaje extraordinario, lleno de experiencias y conocimientos nuevos. 

Ahora aparecen de nuevo Los Alpes. Veo cómo algunos buses de turismo que pasan con frecuencia tienen atrás como un espacio o maleta adicional seguramente para llevar viandas. E incluso algunos llevan un remolque trasero.

Son las seis de la tarde, faltan solo diez kilómetros para llegar a Salzburgo. Casi toda esta autopista tiene vallas anti ruido como de tres metros de altura, con cintas de madera entrelazadas, semejante al tejido de un canasto. Cuando el cerco se hace muy largo, le construyen una sección frágil o fácilmente rompible para escapar en caso de emergencia. O sea, todo está previsto.

A las seis de la tarde bajamos las maletas en el Hotel Ibis, en las afueras de Salsburgo. Luego del registro y acomodación salimos en la camioneta hacia el centro de la ciudad. Pasamos un puente a la entrada y luego caminamos por la calle peatonal. Mientras tanto pasaban alegres, con banderas y pitos, unos alemanes que celebraban la victoria de su equipo 4-1 frente a Inglaterra, en Suráfrica.



Una cosa que admiramos en Salzburgo son los avisos publicitarios, tan originales y sobresalientes en las calles. Tienen diseños antiguos y barrocos, a tono con el ambiente medieval del pueblo. Pasamos frente a la casa donde nació Mozart y después entramos a la famosa pileta y el cementerio que aparece en la película ‘La novicia rebelde’. ‘Las muchachas’ se emocionaron mucho de estar en ese lugar.

Salsburgo es un pueblo bellísimo, lástima que llegamos cuando ya el sol está cayendo. Nos sentamos en una de las plazas a tomar una cerveza con vino. Delicioso el ambiente, muy rica la pizza. Mientras tanto Álvaro nos cuenta cómo el 16 de diciembre de 1.977 compró por 40 mil pesos su primer órgano. Y empezó a animar reuniones, la primera en el Club Rotario por la cual le pagaron dos mil pesos. Nuestro guía es músico de nacimiento, según él, la música no se aprende, sino que viene en la sangre.

Salzburgo perteneció antes a Alemania, razón por la cual a Mozart se le considera un músico germano. En este pueblo,  todo tiene la imagen de Mozart, el hijo ilustre de la ciudad, o se ufanan  que el gran músico haya pisado su suelo.  Tanto que a alguien le dio por poner un negocio que, en el aviso, decía:

‘Este es el único lugar en donde no estuvo Mozart’.

Y la verdad es que Mozart, fue un genio desde muy pequeño. A los cuatro años su papá: Leopoldo, lo llevó a tocar ante el rey y todos quedaron descrestados. Esta mañana estuvimos en el salón del Palacio Schöngenn en donde Mozart actuó para el rey. A los 10 años, Mozart compuso su primera sinfonía. Lástima que este gran músico, murió a la temprana edad de 35 años, después de haber sido maestro de Beethoven. 


Hay muchas iglesias bonitas, pero ya cerradas a esta hora de las ocho de la tarde. Aquí los buses de servicio público tienen atrás un espacio reservado para llevar las bicicletas y un interruptor para pedirle al conductor que abra la puerta trasera. Sin embargo priman los tranvías eléctricos que reciben el suministro a través de cables aéreos que afean la ciudad.

En Salzburgo comienza la región de Bavaria de la cual Munich es su capital. Mañana visitaremos esa ciudad y el famoso castillo de Luis de Baviera.

Salimos de Salzburgo a las diez de la noche y mientras llegamos al Hotel Ibis escuchamos una canción muy apropiada para el momento: ‘Mi Pueblo’, de César Costa.



Miramos el final del partido Argentina 3 México 1 y después de pasar las fotos al NetBook, nos dormimos a las 12:30. 

Se pueden ver más fotos de Salzburgo en:

2011/02/26

Viena


Sábado 26 de junio de 2010:

Del Novotel de Venecia a donde fuimos de paso, arrancamos a las diez de la mañana en nuestra camioneta Mercedez con destino la capital austríaca. El parqueo del carro durante la semana que estuvimos en el crucero costó 140 €. Viena tiene 1.700.000 oriundos y con el área metropolitana completa 2.400.000 habitantes. Actualmente Viena posee el primer puesto dentro de las listas de calidad de vida de ciudades del mundo, gracias al orden, limpieza, seguridad y alta eficiencia de los servicios públicos, así como por las muchas alternativas de educación, cultura y entretenimiento.



Ya por la autopista vemos hectáreas y hectáreas de viñedos cultivados a cada lado de la vía. También hay algunos sembrados de maíz forrajero.  Esta región es Veneto y se caracteriza porque los pueblitos de la zona tienen una torre alta y cuadrada que termina en afilada punta. Aún el pueblo más pequeño se ve limpio, ordenado y sin barrios, por decir lo menos: subnormales. Por acá no se ven casas al borde de la autopista. En caso que la carretera atraviese un poblado cercano, de todas maneras se colocan a la vera del camino láminas de zinc altas para disminuir la contaminación auditiva.

En Udine a las 11:15 paramos en un área de servicio en donde encontramos chocolatinas Tablerone a 6.75 euros la media docena.  A través del Internet de Jorge sabemos que en Colombia el dólar amaneció a $ 1.900 y el euro se cotiza a 2.336. De nuevo en la camioneta comemos Grissinis, unos palitos de harina tostados y más delgados que un lápiz. Pero, como se dice en Colombia, ‘encarretadores’. Por acá ya se divisan los Alpes italianos con algunos desfiladeros que dibujan como rayones en las laderas. En conjunto estos cerros parecen senos de base angosta. Se trata de montañas muy verticales cubiertas de vegetación espesa aunque a veces se aprecian dolomitas, es decir, minas de cal.


Nosotros iniciamos el ascenso y nos disponemos a entrar a Austria. La subida no es muy pendiente porque acá cuando se traviesa una montaña, construyen túneles. Lo más destacado en Europa es el verde: todo terreno tiene cultivos o está cubierto de árboles. Ya se divisan pueblos austríacos preciosos mientras en el equipo se escuchan canciones de Sarah Brightman. Estos conglomerados tienen casas de techos oscuros, muy verticales y de dos aguas. Estamos dizque cruzando los Alpes, pero nada de trepadas fuertes y en cambio pocas curvas y varios túneles. Desde acá en la frontera con Austria hasta Viena hay 536 kilómetros, nos demoraremos cinco horas así que hacia las 5:00 de la tarde llegaremos a la capital austríaca.  Cada cierto tiempo hay vallas que indican la cantidad de kilómetros restantes.

Vamos por una autopista excelente, con inmejorable señalización. De pronto vemos una estación de servicio en medio de un bosque precioso., con manguita y todo en donde los pasajeros de autos pequeños paran a relajarse, estirar las piernas y respirar aire puro. Ya vamos en descenso, razón por la cual me gustaría ir un poco más despacio.  Ahora aparecen mesetas planas y verdes. Se vislumbra un castillo a lo lejos, pero es tanta la vegetación al lado de la carretera que es poco lo que se distingue del edificio medieval. Los pueblos que dejamos atrás no tienen casas seguidas unas de otras, sino siempre con prados amplios y cultivos abundantes. A la 1:30 de la tarde nos detenemos en el Motor Hotel & Shop, un restaurante en el cual consultamos los mapas viales ubicados en la pared. El almuerzo riquísimo y el postre una torta de arándanos, deliciosa, simplecita y muy suave.  Los baños, por supuesto: limpios y cómodos. Junto a nuestra camioneta parquearon un Corbet, un Lamborghini y un Ferrari. Se valorizó nuestra Mercedez.


Al pasar la frontera muchas cosas cambian. Ya no se leen los avisos en italiano, sino en alemán. Abundan las salchichas y los negocios impecables. Hasta las fábricas tienen fachadas de diseño bonito y árboles alrededor. Y lo mejor, en Alemania y Austria no hay peajes. Mientras que en Estados Unidos los muros para aminorar el ruido son de cemento, acá son de cintas de madera entrelazadas formando como un tejido de canasto. Ahora en el plano la autopista es de tres carriles a cada lado. Qué comodidad para viajar por estas tierras. Aproveché para dormir un poco hasta cuando faltaban 25 kilómetros para entrar a Viena. Por acá aparecen de nuevo líneas blancas en el firmamento que dejan los aviones que salen o llegan a la capital austríaca. A propósito alguien me cuenta que en Londres es donde más se aprecian esas estelas que producen los gases licuados de las turbinas de las aeronaves. A esa altura el frío produce ese fenómeno que se aprecia tan bello desde tierra. Viena es la capital de un estado rico, con centro histórico y una parte moderna. Está ubicada a un lado del río Danubio.

Al fin entramos a la cuna de hombres tan célebres como Mozart, Franz Schubert, Johann Strauss (padre) y su hijo del mismo nombre, autores de bellos valses, marchas y melodías populares. Niki Lauda, el famoso piloto de Fórmula 1 también nació en Viena.


Al pasar por el centro histórico los edificios son más altos, de 8 y 10 pisos cada uno. Las calles muy amplias. En estos momentos cruzamos frente al Teatro de la Ópera, aquel que tiene un par de caballos arriba de la fachada. Casi  todas las ventanas tienen cornisas redondas o triangulares. Sin embargo se ven las calles un poco monótonas, distinto a Lisboa donde el paisaje es más variado. Hoy la ciudad se ve más bien sola quizá por ser un sábado después del medio día. Pero Viena es una urbe muy limpia y ordenada. Al borde del Danubio se aprecia un parque lineal inmenso. Vimos un tranvía antiguo y también otro de coches modernos. Una gran rueda de Chicago y ofertas en las vitrinas de algunos almacenes outlet.

Nos estábamos demorando un poco para encontrar el rumbo hasta que por fin dimos con el Hotel Ibis de Viena en donde nos registramos las duquesas, el matrimonio Mejía, Álvaro y yo, porque la realeza de Sapzurro y las Glorias se ubicaron en un apartamento cercano.  Siquiera dormí un poco en el camino pues ahora estoy dispuesto a lo que venga después de las siete de la noche. Ya en mi habitación vi los últimos minutos del partido Uruguay 2 Corea 1.


 A las 6:30 salimos en la camioneta a conocer el centro histórico de Viena. En la parte moderna de la ciudad, Álvaro nos dejó en el otro lado del puente el cual atravesamos a pie por un viaducto peatonal sobre el Danubio. Se ve muy bien el río y un parque de diversiones en donde mucha gente pasa en familia la tarde del sábado. Por el Danubio navega una embarcación larga con turistas.


Sobre el firmamento una avioneta pasa arrastrando una valla publicitaria.  Me impresiona la cantidad de gente, sobre todo mujeres, que pasan en bicicletas. Hay edificios modernos y altos y una iglesia de techo rojo que al menos por fueras se ve preciosa. El Metro transcurre a través de un viaducto paralelo al río.

El trayecto que anduvimos debajo del puente, fue largo.  Queríamos que Álvaro nos recogiera ya y no teníamos forma de avisarle. Entonces Ricardo y Carmenza se ofrecieron a ir hasta donde él para venirse juntos en la camioneta.  La noche está preciosa, fresca y de firmamento despejado, aunque todavía hay luz solar. Hay mujeres muy bonitas, pero también se ven prostitutas ‘finas’ y mucho loco y jóvenes góticos con sus prendas de color negro, botas gruesas, muchos tatuajes y corte del cabello muy singular. Ahora iban por la calle un par de mujeres árabes con su cabello cubierto, vestidos largos y la nariz muy pronunciada. Y no faltan los turistas orientales, esos sí no tienen casi nada bonito. Y algo nuevo que encontramos también en Barcelona y en Segovia: la pareja de novios que van a contraer nupcias salen por la calle con atuendos especiales pidiendo dinero para financiar su luna de miel.

Estamos en la Avenida La Salle, donde se asientan más Hoteles de lujo. Por las avenidas pasan muchos buses de turismo que hacen rutas especiales. Tres horas de recorrido en TuriBus cuestan 39 € por persona. Claro que en un bus rojo antiguo de lo más hermoso que he visto. A las 7:45 llegaron por nosotros para ir al Centro Histórico. 



Anduvimos a pié por la avenida Stubeuring que está decorada con árboles y edificios preciosos.  Sin embargo aquí en Viena hay más zancudos que en Sapzurro y Ayapel juntos. Cuando vivía en Bogotá me extrañó que hubiera zancudos porque creía que eran exclusivos de tierra caliente. Y en Viena reacomodé mis conceptos, pues pensaba que esos insectos proliferaban solo en el trópico.  Pa’ que vea, sorpresas te da la vida.

Visitamos  la  Catedral de San Esteban cuyo interior se ve un poco oscuro. Tiene un viacrucis en alto relieve muy bonito.  Y en esta catedral fue donde se grabó la bellísima interpretación del ‘Ave María’ en la delicada voz de de Sarah Birghtman, la famosa soprano británica nacida en 1.960.   Se puede escuchar y revivir ese momento sublime siguiendo este enlace:




A las 9:30 de la noche anduvimos por el Teatro de la Ópera, una edificación clásica bellísima. Tiene afuera una pantalla gigante donde se proyecta lo que sucede dentro. Así que nosotros y los demás transeúntes vimos sentados en la calle el concierto que se celebraba a esta hora. 




Están presentando nada menos que ‘Romeo y Julieta’, con la dirección de Plácido Domingo. De noche estas avenidas del centro histórico lucen avisos luminosos y coloridos que le dan realce al centro histórico. Hay muchos almacenes donde venden recordatorios de Mozart, el músico más admirado por los vieneses. La que sí no ha aparecido aún es la luna que hoy es cuando está más redonda y plena.


 Después de mucho andar por fin encontré un teléfono monedero para llamar a mis familiares y a mi morena. Pero carísimo, como a euro cada minuto. A las 11 de la noche nos fuimos a dormir viendo edificios preciosos por las avenidas que transitamos. Menos mal mañana tendremos tiempo para detallar algunos pues Viena es una ciudad encantadora y vale la pena dedicarle más tiempo.


Domingo 27 de junio de 2010:

Por error me levanté a las seis de la mañana, pero valió la pena, pues aprovechando el WiFi del Hotel pude escribir con calma para mis familiares y amigos. A las nueve salimos en la camioneta. Hace un día de cielo abierto sin igual. De nuevo se ven muchos buses grandes con turistas, algunos de ellos conducidos por mujeres. 



Lo primero fue visitar los Jardines y el Palacio de Schönbrunn. Qué hermosura! Con razón tomé tantas fotos en las fuentes, estatuas, monumentos, flores y jardines exteriores. Y dentro el palacio es maravilloso. En uno de los salones fue donde Mozart dio su primer concierto a los seis años de edad; y en otra de las salas se reunieron en 1.961 John F Kennedy y Nikita Kruchov, en los difíciles tiempos de la Guerra Fría.



Con el audio guía la visita al Palacio de Schönbrunn es muy entretenida. Los salones imperiales, los espejos de nácar,  el mobiliario palaciego, las lámparas de cristal que penden del techo, las bellas esculturas en mármol, todo es una fantasía espléndida que nos remite a la época napoleónica. Y algo que me llamó la atención: las lámparas con luces especiales que simulan la llama de una vela. Increíble la manera como esas luces flamean y lo ubican a uno en la época cuando el alumbrado era solo con velas de parafina.


Uno de los retratos que más nos llamó la atención en el Palacio de Schönbrunn fue el de Isabel Cristina de Austria, alias Sisi, la esposa de Francisco José. Fue una mujer que se adelantó a su tiempo, tenía una figura estilizada y se mantenía a dieta para conservar su cintura de avispa. Isabel Cristina pensaba que el matrimonio era una cruz. Así que no se sentía bien casada y para disimular su tristeza periódicamente salía de viaje. Francisco José en cambio,  sí estaba muy enamorado de Sisi, de ahí que cuando un loco mató a Isabel Cristina las palabras del rey viudo fueron:

‘Cuánto amé a esa mujer’.

Al medio día, después de visitar Schönbrunn, regresamos al centro de Viena para caminar por avenidas y calles del Centro Histórico llenas de bellezas esculturales y arquitectónicas. 




Viena nos ha descrestado, qué ciudad tan hermosa, limpia y bien decorada. El verde de los parques, las fuentes, los edificios públicos, el tranvía, la sincronía de la arquitectura: no hay edificios unos más altos que otros, sino que casi todos tienen seis plantas y fachadas finamente decoradas. Todo esto es difícil de encontrar en otra ciudad. Con razón Viena tiene la mejor calidad de vida del mundo. Personalmente no esperaba encontrar una ciudad así de linda y ordenada.



Viena es una ciudad hecha para los ciudadanos, el peatón, el ciclista. Hay ciclo-rutas por todas partes y sobre todo las mujeres usan bastante ese medio de transporte. La capital austríaca tiene varias rutas de tranvía, unos antiguos preciosos y otros más modernos, además del Metro subterráneo que solo sale a superficie cuando atraviesa el río Danubio. La única dificultad que tuvimos fue para elegir un plato en el restaurante. Si la carta no tiene la foto del menú, es difícil saber qué pedir. Definitivamente el alemán es un idioma bien diferente al nuestro.


Al terminar el recorrido por el centro histórico una de nuestras compañeras se perdió. Menos mal acató a llegar hasta el parqueadero donde habíamos dejado el carro y allí la encontró Jorge. A las 2:15 de la tarde salimos de la bella capital austríaca muy satisfechos de todas las cosas bellas que vimos.  

A las tres de la tarde nos detuvimos para almorzar en Landzuit, un bello comedor de carretera. Aquí en Europa los restaurantes de las autopistas son como los más finos de las ciudades colombianas. No solo por la decoración, sino por la calidad de los platos. La diferencia es que los europeos prefieren almorzar en las terrazas y salones donde da el sol. 


Más fotos de Viena se pueden ver a través de:


https://picasaweb.google.com/gvallejov/Viena?authkey=Gv1sRgCLW6zZmZpuj4Kw#

2011/02/19

Venecia (II)


Viernes 25 de junio de 2010:

Después del desayuno tardío, pues casi todos dormimos más de la cuenta, nos reunimos en la cubierta del noveno piso para entregarle el regalo de cumpleaños a APC, una chaqueta de Myconos, y chacotear un poco.  


Ahora cuando va a terminar el crucero creo que todos sentimos la necesidad de comer menos y disfrutar con prudencia de los postres. Cuando planeábamos el viaje se pensó en un momento  tomar un crucero de quince días, pero eso hubiera sido un error. Tanta comodidad cansa y se vuelve un poco monótona la vida. En el fondo como que empezamos a añorar nuestra vida comunitaria en la camioneta Mercedez que nos espera en Venecia. 


Para mi el hecho de que haya muy pocos pasajeros que hablen español es uno de los peros de este viaje. Es muy interesante cuando uno puede compartir experiencias con personas de otros países. Claro está que son más las cosas positivas que hemos vivido. Esto de viajar en un barco de lujo es una experiencia inolvidable. Cuánta comodidad, qué paisajes marinos tan bellos y muy agradable el llegar cada día a un puerto diferente después de viajar durante la noche. 

Este día la pasaremos en el barco pues será de viaje continuo hasta Venecia. Estaremos llegando a ese destino mañana sábado 26 a las 6:45 de la mañana. Estaré atento para ver la llegada que puede ser muy bonita. Hoy habrá partidos del mundial muy interesantes.



Por la tarde hicieron una paella en la cubierta del noveno piso. De ella disfrutó mucho Alvaro quien está feliz tomándose unos rones Zacapa para celebrar su cumpleaños. Yo pase un grupo de buenas fotos a la memoria USB para enviarle a mi morena y mi familia.

Me entretuve viendo un programa de la Televisión Española en el cual entrevistaron a dos personas mayores de 70 años y expertas en economía. La verdad estos ancianos no hablaban muy claro y tampoco eran agradables a la vista. Pero me queda la convicción que acá en Europa se valora más la experiencia. En nuestros países en cambio importa solo la belleza física, el atractivo corporal, etc.

A las siete de la noche vimos el partido Portugal 0 Brazil 0 y luego nos fuimos para el Teatro del Barco a ver dos espectáculos muy buenos: las maravillas de un mago profesional y después un Show Musical muy gringo pero bonito y entretenido.


La cena fue con una ‘Sopa de cebollas caramelizadas y hervidas a fuego lento en un rico caldo de ternera lleno de sabor. Cada ración se acompaña de una tostada de queso Gruyere. Témpura de langostinos Mahi Mahi, ligeramente recubiertos de témpura, fritos hasta estar dorados y servidos con verduras rehogadas y salsa de ciruela al chili y a la lima’. Y de postre, ‘Sandwich de brownie de chocolate: mouse de chocolate negro agridulce emparedado entre capas de rico brownie de chocolate’.

Más tarde terminamos de ver España 2 Chile 1. Qué bueno que estos dos países clasificaron a semi finales.

  
Sábado 26 de junio de 2010:

A las 5:30 de la mañana estuvimos Álvaro y yo en la cubierta del barco en el piso 10 para contemplar el amanecer y ver la llegada del barco a Venecia. Tenemos la fortuna de vivir un día de verano, pues me cuenta mi cuñado que hace un año a Samuelito y a él les tocó una mañana de lluvia.

Desde cuando nos ubicamos en la terraza se empezaron a ver a lado y lado del gran canal por donde entran los barcos, dos corredores de piedra que se están construyendo con fondos de la Unesco. Con ello se busca contener el mar para que no arrastre el agua de la laguna e inunde la ciudad de Venecia. Por un sector del cordón de piedras han sembrado muchas plantas, palmeras quizá, que se verán bellísimas cuando crezcan. Así como en Maracaibo, acá en Italia hay una gran laguna que se confunde con el mar y sirve de entrada a la ciudad.




Se formaron ante nuestros ojos arreboles amarillo y naranja por donde más adelante apareció el sol. Bandadas de gaviotas vuelan rasantes sobre el océano y no faltaron dos más atrevidas que cruzaron por sobre nuestras cabezas. Estas aves se ven hermosas con su plumaje blanco de líneas grises y las patas amarillas bien extendidas a lo largo de la cola. Muchos pasajeros madrugaron a presenciar este espectáculo sin igual. Aunque, guardadas las proporciones, hube de recordar la llegada a Cartagena en barco procedente de Barú a las 5:30 de la tarde. También es un entretenimiento bellísimo. Aquí igualmente hay un fuerte amurallado semejante al cartagenero, desde el cual se protegía la ciudad de invasores indeseados.

Más adelante se hizo más cercana la ciudad de Venecia, y se distingue ya la plaza de San Marcos con su torre altiva y elegante, las cúpulas de la Catedral, los edificios de cinco plantas y de colores pasteles que bordean el gran canal. La vía acuática está señalizada, como corresponde,  con boyas verdes a la derecha y rojas a la izquierda. Barcos más pequeños zarpan del puerto dejando a su paso una estela de espuma blanca.


Delante de nosotros también se aproxima al puerto otro crucero similar al ‘Splendor of the Seas’. Un barco nodriza mediano y de enorme máquina se coloca adelante del Royal Caribian para hacerle guardia. Luego lanzan una pesca con la cual suben un lazo grueso y fuerte que amarraron a la proa de nuestro buque. Así, ante cualquier emergencia, el remolcador podrá guiar hasta buen puerto a la gigante nave.



El barco nuestro que venía girando hacia la izquierda dio luego un giro hacia la derecha hasta llegar al muelle. En el primer giro pude fotografiar alguna iglesia y el edificio del Hotel Venezia Hilton el cual en un comienzo albergaba un molino de harina de la marca G. Stucky. 



No sobra decir que Venecia es una ciudad preciosa. Antes de conocerla estaba un poco prevenido por el concepto de mis parientes Ramírez a quienes cuando vinieron a Europa Venecia les pareció no tan agradable por que el mar olía maluco. Sí, es posible y a veces, pero a mí me encantó esta ciudad y quisiera volver a visitarla.

Por fin atracamos y rápidamente bajé al piso noveno a desayunar. Mi última comida en este hermoso barco que nos ofreció deliciosas viandas y ricos postres. Ahora tocará hacer algo de dieta para bajar los kilos ganados durante esta semana. Menos mal a los hombres nos es fácil bajar de peso, siempre y cuando nos lo propongamos. Álvaro y yo, ya sin  equipaje, hicimos una pequeña siesta en la recámara 3017 y a las 7:50 bajamos a tierra con el resto del grupo.

El desembarque es ágil y sencillo gracias a que desde la noche anterior todas las maletas fueron marcadas con cintas de colores según la hora de salida que le corresponde a cada  pasajero. Una vez más la buena planeación y una logística perfecta hace fácil lo difícil. Y en la sala de embarque se procede a la salida de 2.000 pasajeros, cada uno arrastrando sus maletas. Es satisfactorio ver cómo no se controla a nadie porque ninguno se lleva lo que no le corresponde. 



Tuvimos alguna demora para salir del muelle mientras Álvaro llevó hasta el aeropuerto veneciano a nuestros amigos bogotanos Mauricio y Patricia. De nuevo en el Novotel de Venecia la buena noticia fue que Margos recuperó las joyas que había olvidado en la habitación. Así que una vez más se hizo evidente la cultura de la honestidad. 

2011/02/17

Olympia


Jueves 24 de junio de 2010:

Hoy hace tres semanas que salimos de Medellín y para mí todavía me quedan 20 días de estadía en Europa. Apenas voy en la mitad. Pero muy bien, aunque en estos dos días he sentido un dolorcito en las rodillas, consecuencia de las caminadas largas.  Olympia será la última población que visitemos y el último desembarque del Crucero, antes de continuar el regreso hasta Venecia. Aquí se celebraron los primeros Juegos Olímpicos en 776 a C. 

Estando en  Katakolon a donde llegamos en el barco, abordamos un tren para Olimpia, a solo 45 minutos de allí. El pasaje en tren muy moderno y cómodo costó solamente 2.5 euros ida y vuelta y salió como estaba previsto, a las 11:11 en punto. 

El lunar fue la chica que le suministró la información a Jorge, nuestro traductor oficial, le respondió como brava. Un comportamiento similar tuvo la otra empleada que vendía las boletas a la entrada de las ruinas, le habló a Jorge en un todo nada amable para informarle que debía guardar el bolso antes de entrar.  Tan distinto a como la gente atiende a los turistas en Colombia donde nos toca asegurar el regreso de otros turistas. Acá en Europa algunos lugareños son toscos y hablan sin sonreír, y es que para muchos tantos extranjeros todos los días son un problema.

Este tren también tiene como un pequeño escritorio frente a cada asiento de las ventanas, lo cual para mí es un gran valor agregado que me permite comodidad para hacer el borrador del diario. Me puse a observar los alrededores de la carrilera. Siempre se ven como matorrales o dos o tres casas un tanto deprimidas, algo extraño en Europa; pero también cultivos de cítricos, aceituna y uvas. Unas crucetas que conducen cables eléctricos me recordaron también  nuestras ciudades subdesarrolladas. Sin embargo, las carreteras por acá si se ven en muy buen estado y otra cosa, casi que en cada casa hay sobre el techo un calentador de agua con energía solar. Qué bien.

A las doce en punto llegamos a Olimpia e inmediatamente entramos a las ruinas. Para llegar allí debimos caminar unas ocho cuadras que se me hicieron largas. Antes Mauricio, el bogotano, nos había recomendado ir de todas maneras, pues el sitio era bien bonito. 

El ingreso al campo cuesta 6 euros por persona. Inmediatamente le devolvieron a Piedad del billete de 500 € se vino un chaparrón del cual nos escampamos debajo de la portada. Pero duró poco y luego fue una bendición el que hubiera nubes porque nos protegieron del sol canicular. La caminada siempre fue larga a través de indicios de ruinas.



La verdad no me parece que vale la pena venir acá para ver vestigios de muros o columnas tan insipientes. Solo vimos tres erectas con sus cornisas completas. Lo que más me gustó fue el arco de piedras labradas que hay al final antes de un campo como de fútbol.Y es que muchas de las ruinas reposan en Museos fuera de Grecia como este que, debió ser, un hermoso Friso:


Lo demás había que suponerlo o adivinarlo, por ejemplo nos hizo falta una guía que nos dijera el lugar exacto en donde se enciende la llama olímpica cada cuatro años.  Fue Wikipedia quien me ilustró al respecto:

La llama olímpica de los actuales Juegos Olímpicos se enciende en el estadio de esta ciudad mediante el reflejo de la luz solar en un espejo parabólico, tras lo cual se transporta en una antorcha al lugar que acoge los juegos (normalmente dando un gran rodeo pasando por las principales ciudades de todo el mundo).



De regreso a la estación del tren pasamos por el pueblo de Olimpia que en el centro tiene almacenes muy bien presentados y de productos costosos y unos restaurantes con mesas afuera bastante bonitos y acogedores.

A la 1:50 en punto y cumpliendo el horario establecido arrancó el tren camino de regreso a Katakolon. Ya por este sitio y a esta hora el cielo está completamente abierto y hace un sol bien fuerte. Parece que en estos países de estaciones el tiempo cambia rápido de lluvioso a soleado. 

2011/02/16

Katakolon


Jueves 24 de junio de 2010:

Desde ayer miércoles a través del altoparlante del buque nos informaron que Katakolon, otra  población marítima está ubicada a 494 kilómetros de Mykonos y que navegaríamos hasta Katakolon a una velocidad promedio de 35 kilómetros por hora. Ello nos permitió arribar a este puerto a las ocho de la mañana del jueves. 

Ya está terminando el Crucero, hoy visitaremos Katakolón y su vecina Olimpia y a partir de mañana regresaremos a Venecia después de navegar durante 30 horas continuas.  


Me pongo a observar el pueblo de Katakolon desde la cubierta del noveno piso. Me llama la atención la escasa publicidad exterior que se ve. Ahora es cuando uno entiende cómo se afean los pueblos y ciudades con tantas vallas y avisos de mal gusto como los que abundan en nuestros pueblos y ciudades. Aquí todas las casas tienen techo de color rojo muy lucidor.  Todo el pueblo se ve ordenado y sin barrios deprimidos, claro. Aunque Grecia no es la nación que está económicamente mejor, de todas maneras hace parte de la Comunidad Europea y eso le exige determinadas condiciones de bienestar para sus ciudadanos. 



Al lado izquierdo de la costa  hay un muelle largo como para embarcaciones pequeñas. La buena noticia es que aquí en Katakolon sí hay muelle para nuestro buque y entonces el desembarque será directo sin utilizar lanchas ni tener que esperar la prioridad para quienes han pagado excursión.

A las 9:30 desembarcamos y como siempre al salir del barco nos esperaba la fotógrafa y un joven con traje similar al de Maratón quien falleció en estas tierras luego de entregar el mensaje que traía y con el cual corrió 24 kilómetros. En cada ciudad el joven se coloca atuendos bien sea de soldado Espartaco o de gladiador romano, etc. Aquí también, como en Florencia y en casi todas las ciudades turísticas se ofrece paseo en coche de tracción equina.

Lo primero fue estar en internet una hora por cuatro euros. Qué costoso. Ahora es cuando uno se da cuenta de cómo les resulta de barato a los estadounidenses y europeos viajar por Suramérica. En el aeropuerto El Dorado dizque es muy costoso el servicio de internet y eso que vale seis mil pesos, contra los diez mil que vale en Katakolon. Más tarde abordamos el tren que nos arrimó hasta Olympia. 


Después de visitar Olimpia estuve de nuevo en Katakolon; recorrí un poco el comercio de artesanías y compré una camiseta y un delantal que me parecieron bonitos. 

La caminada por Olimpia no dejó a todos cansados y con hambre. Así que luego del almuerzo tardío nos acostamos a dormir. APC y yo descansamos profundos como dos horas. Al salir cerca de las cinco de la tarde se informaba por el alto parlante que navegaremos unas 30 horas seguidas por 1128 kilómetros para llegar a Venecia, destino final del crucero, el sábado a las 6:30 de la mañana.


Y sí, subimos al piso 9 y ahí mismo se escuchó el trompetazo fuerte y ronco anunciando la salida de Katakolon. Abajo el barco nodriza que colabora en la salida de nuestro buque, respondía con un pito más liviano.  Luego de verme con mis compañeros en la terraza abierta del cuarto piso, me serví un conito de chocolate y subí a la habitación a escribir estas líneas. 

2011/02/15

Mykonos


Miércoles 23 de junio de 2010:

Mykonos está ubicado a 216 kilómetros de Atenas. El barco salió a las siete de la tarde y estará en esa ciudad mañana a las siete de la mañana. Navegaremos a una velocidad promedio de 20 kilómetros por hora. Mikonos es una de las islas más pequeñas del grupo de las Cícladas. 

La población de 5.000 habitantes está muy por debajo de los 900 mil turistas que visitan la isla cada año. Es un destino turístico más que todo de playas, pues el mar tiene un color azul permanente y a los europeos del norte les fascina venir a asolearse en estas riberas.


A las seis y cuarto de la mañana estuve en la cubierta del piso 10 para ver el amanecer y la llegada a Mykonos.  Muy bonita la salida del sol con cielo completamente despejado.  Mykonos pues se veía cada vez más cercano con sus casitas blancas todas, algunas iglesias pequeñas de cúpulas redondas y rojas, y unos cuantos molinos de viento también enanos.  Es un poblado bien pintoresco que cobra vida aún más con las aguas del océano tan azules que le sirven de base.

Desayuné con Corn Flakes y me alisté para desembarcar e ir a Mykonos. Pero lo que me pareció increíble fue la cantidad de desperdicios que generó mi primera comida: la cajita de cartón donde venía la porción individual de Corn Flakes, la bolsa interior de un material grueso y protector, más el envase del yogurth y la servilleta que aquí siempre es de tela y la lavan aunque se utilice poco.

El buque no atracó en muelle sino que permaneció fondeado a un kilómetro de la playa. Varias lanchas hicieron viajes todo el día llevando a los pasajeros del Esplendor de los Mares hasta Myconos. El pueblo es pequeño aunque muy regado a lo largo de una pequeña montaña sobre el mar. Tiene allá arriba puntos estratégicos desde donde la vista al mar debe ser muy bonita. Pero con la caminada de ayer en el Partenón y luego el juego de tenis de mesa, mis rodillas amanecieron resentidas y sería absurdo forzarlas más.

Averigüé el alquiler de carros y rentan motos a 20 euros todo el día, pero exigen tarjeta de crédito. Además en una moto se recibe mucho sol y no deja de ser un paseo riesgoso. Esperé a que llegaran mis compañeros que no son tan madrugadores y les propuse alquilar un carro, pero no estuvieron de acuerdo 'porque por allá no hay nada que ver'. A mi me encantaría subir hasta esa cuchilla de la montaña y ver el aeropuerto que está al otro lado.  En fin, mis gustos son diferentes a los de la mayoría. Así que, Germán Darío, entra a Internet y más bien devuélvete para tu casa, es decir al barco.

El internet acá no tiene operario, sino un dispositivo por el cual uno echa una moneda de un euro y el sistema le da 15 minutos de navegación. Me encontré con las Glorias y las Duque que apenas llegaban y después de acompañarlas y darles información regresé al barco en una lancha y vine a escribir estas líneas. Aprovecharé también para hacer una siestecita.

 Me llama la atención que a pesar que hoy han llegado varios buques, la gente apenas está abriendo los negocios. Tan distinto a lo que veía en Santa Marta cuando desde las seis de la mañana empezaban a organizarse los vendedores de artesanías y los taxistas para recibir a los turistas del crucero a las ocho y media cuando empezaban a salir los primeros viajeros.

Mikonos es para mí  el destino menos bueno de los que hemos visitado, pero por mi aversión al sol. No hay transporte público en el que uno se pueda movilizar, o al menos no lo vi yo. De ahí que toca andar por calles empinadas y pequeños laberintos bajo un sol canicular como el de este el tercer día del verano. Sí hubiera sido bueno ir a ‘la Venecia de Mykonos’, pero al llegar al barco estaba como maluco y preferí acostarme un rato. 

‘La fragilidad de las panteras’ de María Tena parece ser una novela interesante en donde trata de explicar la manera de ser las mujeres y lo importante que somos los hombres para ellas.  Por un canal español entrevistaron a la escritora. 

Ya por la tarde cuando mis compañeros habían regresado al barco, estuve en el jacuzzi con Nilsa y Margarita. Por la tarde nos sentamos todos en la cubierta del noveno piso a observar la isla de Santorini cerca a la cual pasamos durante un rato. Es una isla redonda y muy montañosa. Sin embargo no se pudo ver la ciudad de Santorini que está construida en la boca de un volcán y hasta la cual se sube en burro. Es una de las islas Cícladas más visitadas. Pero nos contaban cómo el crucero que fue ayer no pudo desembarcar los pasajeros porque el mar estaba bastante picado. 

 Gloria Elena contaba ayer que los mejores paseos que ha tenido en Europa fueron el que hizo por los castillos de Francia a través de carreteras secundarias, no por autopistas, y el que realizó en Italia visitando solo pueblos pequeños como San Gimignano, por ejemplo.

Luego de comer langostinos y pescado con piña y melón, nos sentamos en el cuarto piso descubierto para ver la caída del sol. Qué hermosura! Convertida en una bola roja desapareció la gran estrella dejando el firmamento manchado de naranja. 

Aprovechamos la ocasión para tomar una foto de todo el grupo y luego, como venteaba  fuerte,  nos fuimos para el cuarto piso donde toda la gente estaba muy elegante. 

2011/01/27

Atenas


Martes 22 de junio de 2010:

De Split a la capital griega hay 707 kilómetros. El viaje hasta Atenas se hará a una velocidad promedio de 30 kilómetros por hora. Desayuné con Margos mientras veíamos sobre la proa y a través de la ventana del comedor cómo el barco se acercaba al puerto,  y la ciudad de Atenas se hacía cada vez más cercana y evidente. 



Entiendo que es una capital de cuatro millones de habitantes y sí se ve bastante extensa. No tiene rascacielos, seguramente hay prohibición de hacerlos, pero si hay bastantes edificios de diez pisos. Casi todos son de color blanco o crema, no con ladrillo a la vista como son los de Colombia.

Para entrar a lo que sería su parqueadero, el barco se desplaza muy lentamente. Acomodar semejante mole allí tiene sus riesgos, fuera de que es una embarcación que cuesta varios millones de dólares. Recuerdo cuando me deleitaba viendo llegar un crucero a Santa Marta. Qué maravilla que hoy llego a Atenas en uno de ellos.   Ahora se ven en el puerto de Pireo como cuatro cruceros más y muchas embarcaciones  pequeñas a un lado, en el muelle regional.

Los taxis en Atenas son de color amarillo, muchos marca Mercedez Benz que por acá es una marca como del montón. Se ven algunas motos y los buses de servicio urbano generalmente son de dos cuerpos unidos por un fuelle. Veo poca publicidad exterior, muy contadas vallas sobre los edificios. Los alrededores de la capital griega son montañas bajas al parecer muy estériles y con pocos árboles.



Al desembarcar un bus de un ancho inusitado que solo se mueve dentro del puerto,  recoge los pasajeros que luego deja en la puerta del muelle para salir a la calle. A pie llegamos hasta la estación del Metro donde compramos por tres euros cada uno, el pasaje que nos sirve todo el día tanto para el tren como para los buses urbanos.

No solo los camareros sino una señora del metro nos advirtió que deberíamos cuidar nuestras pertenencias pues a muchos turistas les han robado en Atenas. Sin embargo estando en el centro nos sentimos seguros.

Salimos hacia el Partenón desde la estación Pireos. Este metro no es subterráneo pero tampoco se desplaza sobre viaducto. Es un tren corriente que no solo produce al traqueteo de la separación de los rieles en los tramos antiguos, sino que se menea como el tren a Puerto Berrío. Puesto que va a ras de tierra, no es mucho lo que ve uno de la ciudad. Escasamente distinguimos el estadio de fútbol. Hace como 15 años Atenas fue sede de los juegos Olímpicos.  En las estaciones el Metro no tiene un tiempo máximo para arrancar, sino que a veces se demora más de los 3 minutos.  Una señora pidió limosna cuando arrancó el tren y al regreso había un señor pregonando las bondades de su novedoso producto: un colapsible de pega loca.




Al llegar a la estación cercana al Partenón, empezamos a caminar por un sendero bonito, empinado, pero difícil para nuestras piernas cansadas. Es la ruta que sube al monte Olimpo en donde están las principales ruinas griegas. A mitad de camino llegaban buses y taxis. Me parece que hubiera sido mejor llegar a ese punto en dos o tres taxis en vez de haber caminado tanto. Pero bueno, a veces uno tiene que acomodarse a lo que decide la mayoría.

Ya en la cima cercana al Partenón se ve la ciudad casi completa. Y en el mirador de más allá se puede ver la otra parte de la ciudad, la que no se percibe desde el puerto o el piso 9 del barco. En realidad Atenas es una ciudad muy extensa, poco vertical pero si muy amplia.  A primera vista parece una ciudad común y corriente, pero no, es bastante poblada.


Pagamos los 12 euros por persona que cuesta el ingreso al Partenón. Es uno de los pocos edificios de estilo dórico que se conserva. Se llama Partenón en honor de Atenea Partenos, la diosa griega. El ascenso por un sendero amplio y empedrado es difícil. Menos mal este medio día ha habido nubes que nos han protegido de los rayos del sol, porque ya hacia las cinco de la tarde el firmamento estaba completamente despejado y el sol era de verano puro.

Primero estuvimos en el Odeón, una especie de media torta de la cual se reconstruyeron las gradas y se conserva algo de las columnas. Más retiradas y en medio de un bosque se ven desde acá las columnas de lo que fue el Templo de Zeus.

Luego terminamos la cuesta para entrar al Partenón y ver las Cariátides. Ambas imágenes las conservo en la memoria pues cuando estaba en cuarto de bachillerato me llamaron la atención al verlas en el libro de Historia Universal, materia que me gustaba tanto como la Geografía. Por eso hoy soy viajero consumado. El piso de lajas de piedras de que está hecho el Partenón es bastante liso incluso en tiempo seco. Me imagino que en época de lluvias más de uno se ha caído contra el suelo resbaladizo.


Claro que para mí estar en el mismo lugar que sirvió de cuna a la filosofía occidental es casi que un rito sublime y por supuesto que un privilegio. Sin embargo dicen que cuando esta zona estuvo en manos de los turcos alguien vendió parte de las ruinas a acaudalados ingleses, razón por la cual las verdaderas cariátides y partes del Partenón se encuentran en museos extranjeros.

Recuerdo a Sócrates, Platón y Aristóteles de quienes tanto estudié su pensamiento. También vienen ahora a mi memoria los dramaturgos griegos. Y ni qué decir de los épicos con Homero a la cabeza; Sófocles, Esquilo y Eurípides, los más famosos dramaturgos. Me senté en una banca como de mármol a contemplar lo poco que se conserva del Partenón y a recordar las clases de tres profesores insignes que tuve en la Facultad de Filosofía y Letras de la UPB: René Uribe Ferrer, Beatriz Restrepo Gallego y Luis Javier Villegas. En silencio rendí homenaje de agradecimiento a estas personas que me enseñaron tanto acerca de la Cultura Griega y en general sobre la Filosofía como cumbre del pensamiento.   


Cuando se acercaba la hora de regresar al crucero, bajamos a pié hasta un bello parque. Mientras mis amigos tomaban vino yo aproveché un Internet cercano para escribirle a mi gente. Luego llegamos a la estación Monastiraqui donde hay ventas callejeras con todo tipo de mercancías. Pero a precios europeos que convertidos a pesos no son nada económicos. Unos duraznos que compró Ricardo me encantaron. Estaban tiernos y jugosos y son de los mismos que hemos disfrutado deshidratados durante todo el camino.


Una cosa que me gustó del Metro de Atenas es que la línea amarilla además del color dorado, está hecha con baldosas de caucho que tienen botones para crear sensación táctil en los pies de los usuarios y de esa manera queden advertidos que deben retroceder y no pisar la línea límite. 



Un taxi nos trajo de la estación Pireo del Metro hasta el puerto por 7 euros. El bendito se hizo el bobo y no puso a marcar el taxímetro. Que no hubiera sido por mis compañeras, yo hubiera cogido otro. El taxista estuvo en Cartagena en los años 60, claro, es que Grecia es un país muy insular y muchos hombres trabajan en los barcos.


A las seis de la tarde ingresamos de nuevo al crucero a escribir estas líneas y esperar las nueve de la noche para cenar con mis compañeros en el comedor del piso quinto.

Estuve viendo la salida del buque que concordó con el atardecer y la caída del sol. Muy bellos ambos espectáculos. Venteaba tanto que las banderas del barco flameaban a rabiar, parecía que se iban a romper. Con los últimos rayos del sol pudimos ver aspectos de Atenas que estaban ocultos.


Luego jugué ping pong con un noruego. Jugué mejor que él y creo que no se imaginó que yo le fuera a ganar. Estuvo deliciosa la cena en la mesa No. 11. Me recuerda aquellos años del Club Militar en Bogotá. Las comidas tipo gourmet, el lujo,  el buen  servicio de los meseros, etc.