2011/01/27

Atenas


Martes 22 de junio de 2010:

De Split a la capital griega hay 707 kilómetros. El viaje hasta Atenas se hará a una velocidad promedio de 30 kilómetros por hora. Desayuné con Margos mientras veíamos sobre la proa y a través de la ventana del comedor cómo el barco se acercaba al puerto,  y la ciudad de Atenas se hacía cada vez más cercana y evidente. 



Entiendo que es una capital de cuatro millones de habitantes y sí se ve bastante extensa. No tiene rascacielos, seguramente hay prohibición de hacerlos, pero si hay bastantes edificios de diez pisos. Casi todos son de color blanco o crema, no con ladrillo a la vista como son los de Colombia.

Para entrar a lo que sería su parqueadero, el barco se desplaza muy lentamente. Acomodar semejante mole allí tiene sus riesgos, fuera de que es una embarcación que cuesta varios millones de dólares. Recuerdo cuando me deleitaba viendo llegar un crucero a Santa Marta. Qué maravilla que hoy llego a Atenas en uno de ellos.   Ahora se ven en el puerto de Pireo como cuatro cruceros más y muchas embarcaciones  pequeñas a un lado, en el muelle regional.

Los taxis en Atenas son de color amarillo, muchos marca Mercedez Benz que por acá es una marca como del montón. Se ven algunas motos y los buses de servicio urbano generalmente son de dos cuerpos unidos por un fuelle. Veo poca publicidad exterior, muy contadas vallas sobre los edificios. Los alrededores de la capital griega son montañas bajas al parecer muy estériles y con pocos árboles.



Al desembarcar un bus de un ancho inusitado que solo se mueve dentro del puerto,  recoge los pasajeros que luego deja en la puerta del muelle para salir a la calle. A pie llegamos hasta la estación del Metro donde compramos por tres euros cada uno, el pasaje que nos sirve todo el día tanto para el tren como para los buses urbanos.

No solo los camareros sino una señora del metro nos advirtió que deberíamos cuidar nuestras pertenencias pues a muchos turistas les han robado en Atenas. Sin embargo estando en el centro nos sentimos seguros.

Salimos hacia el Partenón desde la estación Pireos. Este metro no es subterráneo pero tampoco se desplaza sobre viaducto. Es un tren corriente que no solo produce al traqueteo de la separación de los rieles en los tramos antiguos, sino que se menea como el tren a Puerto Berrío. Puesto que va a ras de tierra, no es mucho lo que ve uno de la ciudad. Escasamente distinguimos el estadio de fútbol. Hace como 15 años Atenas fue sede de los juegos Olímpicos.  En las estaciones el Metro no tiene un tiempo máximo para arrancar, sino que a veces se demora más de los 3 minutos.  Una señora pidió limosna cuando arrancó el tren y al regreso había un señor pregonando las bondades de su novedoso producto: un colapsible de pega loca.




Al llegar a la estación cercana al Partenón, empezamos a caminar por un sendero bonito, empinado, pero difícil para nuestras piernas cansadas. Es la ruta que sube al monte Olimpo en donde están las principales ruinas griegas. A mitad de camino llegaban buses y taxis. Me parece que hubiera sido mejor llegar a ese punto en dos o tres taxis en vez de haber caminado tanto. Pero bueno, a veces uno tiene que acomodarse a lo que decide la mayoría.

Ya en la cima cercana al Partenón se ve la ciudad casi completa. Y en el mirador de más allá se puede ver la otra parte de la ciudad, la que no se percibe desde el puerto o el piso 9 del barco. En realidad Atenas es una ciudad muy extensa, poco vertical pero si muy amplia.  A primera vista parece una ciudad común y corriente, pero no, es bastante poblada.


Pagamos los 12 euros por persona que cuesta el ingreso al Partenón. Es uno de los pocos edificios de estilo dórico que se conserva. Se llama Partenón en honor de Atenea Partenos, la diosa griega. El ascenso por un sendero amplio y empedrado es difícil. Menos mal este medio día ha habido nubes que nos han protegido de los rayos del sol, porque ya hacia las cinco de la tarde el firmamento estaba completamente despejado y el sol era de verano puro.

Primero estuvimos en el Odeón, una especie de media torta de la cual se reconstruyeron las gradas y se conserva algo de las columnas. Más retiradas y en medio de un bosque se ven desde acá las columnas de lo que fue el Templo de Zeus.

Luego terminamos la cuesta para entrar al Partenón y ver las Cariátides. Ambas imágenes las conservo en la memoria pues cuando estaba en cuarto de bachillerato me llamaron la atención al verlas en el libro de Historia Universal, materia que me gustaba tanto como la Geografía. Por eso hoy soy viajero consumado. El piso de lajas de piedras de que está hecho el Partenón es bastante liso incluso en tiempo seco. Me imagino que en época de lluvias más de uno se ha caído contra el suelo resbaladizo.


Claro que para mí estar en el mismo lugar que sirvió de cuna a la filosofía occidental es casi que un rito sublime y por supuesto que un privilegio. Sin embargo dicen que cuando esta zona estuvo en manos de los turcos alguien vendió parte de las ruinas a acaudalados ingleses, razón por la cual las verdaderas cariátides y partes del Partenón se encuentran en museos extranjeros.

Recuerdo a Sócrates, Platón y Aristóteles de quienes tanto estudié su pensamiento. También vienen ahora a mi memoria los dramaturgos griegos. Y ni qué decir de los épicos con Homero a la cabeza; Sófocles, Esquilo y Eurípides, los más famosos dramaturgos. Me senté en una banca como de mármol a contemplar lo poco que se conserva del Partenón y a recordar las clases de tres profesores insignes que tuve en la Facultad de Filosofía y Letras de la UPB: René Uribe Ferrer, Beatriz Restrepo Gallego y Luis Javier Villegas. En silencio rendí homenaje de agradecimiento a estas personas que me enseñaron tanto acerca de la Cultura Griega y en general sobre la Filosofía como cumbre del pensamiento.   


Cuando se acercaba la hora de regresar al crucero, bajamos a pié hasta un bello parque. Mientras mis amigos tomaban vino yo aproveché un Internet cercano para escribirle a mi gente. Luego llegamos a la estación Monastiraqui donde hay ventas callejeras con todo tipo de mercancías. Pero a precios europeos que convertidos a pesos no son nada económicos. Unos duraznos que compró Ricardo me encantaron. Estaban tiernos y jugosos y son de los mismos que hemos disfrutado deshidratados durante todo el camino.


Una cosa que me gustó del Metro de Atenas es que la línea amarilla además del color dorado, está hecha con baldosas de caucho que tienen botones para crear sensación táctil en los pies de los usuarios y de esa manera queden advertidos que deben retroceder y no pisar la línea límite. 



Un taxi nos trajo de la estación Pireo del Metro hasta el puerto por 7 euros. El bendito se hizo el bobo y no puso a marcar el taxímetro. Que no hubiera sido por mis compañeras, yo hubiera cogido otro. El taxista estuvo en Cartagena en los años 60, claro, es que Grecia es un país muy insular y muchos hombres trabajan en los barcos.


A las seis de la tarde ingresamos de nuevo al crucero a escribir estas líneas y esperar las nueve de la noche para cenar con mis compañeros en el comedor del piso quinto.

Estuve viendo la salida del buque que concordó con el atardecer y la caída del sol. Muy bellos ambos espectáculos. Venteaba tanto que las banderas del barco flameaban a rabiar, parecía que se iban a romper. Con los últimos rayos del sol pudimos ver aspectos de Atenas que estaban ocultos.


Luego jugué ping pong con un noruego. Jugué mejor que él y creo que no se imaginó que yo le fuera a ganar. Estuvo deliciosa la cena en la mesa No. 11. Me recuerda aquellos años del Club Militar en Bogotá. Las comidas tipo gourmet, el lujo,  el buen  servicio de los meseros, etc. 

2011/01/26

Corfú


Lunes 21 de junio de 2010:

Temprano nos enteramos por la Televisión española del 69% de la votación del candidato a la Presidencia de Colombia: Juan Manuel Santos, con más de nueve millones de votos, la mayor votación de presidente alguno.

Este lunes principio del verano estuvo delicioso. Nos levantamos temprano para desembarcar en Corfú una vez el barco atracó en su muelle.  Primero una buseta nos llevó de la puerta del barco hasta el Puerto, a solo cinco cuadras de donde salimos. Allí se veían ya muchos avisos en griego.  Luego por cinco euros cada uno un bus nos llevó hasta el centro de la ciudad, concretamente a la entrada al Alcázar o alto amurallado en donde hay que pagar cuatro euros para ascender al Mirador donde hay un faro y una cruz.


Fui de los primeros en llegar a la cumbre después de subir por escalas y rampas pavimentadas. La vista desde allí es muy bonita, se aprecia el pueblo y gran parte de la bahía. Tomé algunas fotos y bajé rápido porque ya caían las primeras gotas de lluvia. Dicho y hecho: esta mañana a las siete nos anunciaron por altoparlante que había un 80% de probabilidad de lluvia.


Antes que llegara el agua estuve en el centro de Corfú. Esta ciudad no es tan grande como Split, pero bonita e interesante. Tiene muchos edificios de 5 pisos un poco derruidos algunos y los más con balcones o ventanas clásicas. Las calles son curvas y angostas. Hay un sector de puro comercio en la calle y al lado  en los almacenes. Venden artesanías en madera, aretes y pulseras, camisetas impresas de las cuales compré dos, una negra para mí a 7 euros y la roja para Daniel, con la torre de la iglesia de Corfú por 10 euros.


Mi prioridad era encontrar un café internet antes que cayera el chaparrón. Efectivamente encontré uno muy bueno a 2 euros la hora y tan pronto como empecé a leer los correos cayó el aguacero fuerte que duró el tiempo que estuve escribiendo. 

Al salir recorrí el comercio. Con la ayuda de Margarita quise comprar un anillo rojo muy bonito para mi morena pero es difícil encontrar su talla de dedos tan delgados. Después entré a una iglesia ortodoxa cristiana en donde se exhibe para que los feligreses veneren, el féretro con el cadáver momificado de un obispo que creo que es Spiron.  Sacerdotes jóvenes todos de larga barba cantaban el ‘kirie eleison’, la oración de perdón más conocida en todo el mundo. Uno de los curas limpiaba con un trapo el vidrio del ataúd cada vez que un creyente lo besaba.


 La iglesia bastante pomposa, con muchos incensarios de plata donados, seguramente, por dueños de barcos pues de muchos de ellos colgaba la imagen en alto relieve de la embarcación. El cielo raso de la iglesia muy decorado y en el retablo central las imágenes de santos de varias clases en el inconfundible estilo ortodoxo. Un poco oscura la ermita y quizá decorada en exceso con apliques de plata. Pensaba yo como casi todas las religiones son parecidas y tienen ritos semejantes, máxime ésta que es tan afín a la católica. Lo diferente acá es el águila bicéfala que aparece en varios altares y las velas tan delgadas que encienden en nichos especiales para evitar incendios.

Pero lo más interesante fue que justo cuando yo iba a entrar al camarín donde está la reliquia del santo, aparecieron otros curas y varios policías y guardaespaldas. Llegó un señor cachetón y canoso son su familia muy distinguida. Los sacerdotes entonaron cantos más elaborados e hicieron oraciones especiales mientras estuvo el personaje en el camarín. Dentro del templo no dejan tomar fotos, pero cuando el personaje salía yo lo enfoqué al unísono con los fotógrafos oficiales que habían hecho presencia en el templo. De esa manera pude obtener una foto del encopetado funcionario público.


 Luego visité otro templo menos concurrido, recorrí algunas calles de la ciudad y entré a algunos negocios. No se ven muchas novedades en artesanías. En la Plaza Principal  había mucha gente en las mesas de los corredores de edificios antiguos con faroles en forja muy bonitos. 


Después anduve a pie los dos kilómetros que me separaban hasta el puerto  en donde permanecía fondeado el Esplendor de los Mares. Fue un poco agotadora la caminada, pero entretenida mirando tantas embarcaciones de colores diversos, los aviones que aterrizan en el aeropuerto cercano y los carros de marcas similares a las del resto de Europa.


Ya en el barco, me puse al día en el diario de Corfú, y estuve en la terraza del décimo piso conversando con las Glorias y los Mejía. Luego saludé a una pareja de chilenos en luna de miel. Muy formales, estuvieron también por España e Italia. La chica me recomendó www.booking.com, una página especial para hacer reservas de hoteles que a ellos les dio muy buen resultado y se ahorraban las comisiones de las agencias de viajes. Claro que hay que pagar con tarjeta de crédito.  Los enamorados estuvieron también en El Cairo, una ciudad superpoblada y de mucho desorden, según contaron.

Deliciosa la tertulia con amigos de Chile, allí en la terraza viendo pasar muy bajos los aviones que luego aterrizarían en Corfú, saboreando un cafecito con leche o mirando cómo salían los barcos y ferris, entre ellos uno llamado Sófocles V. Después de las cuatro de la tarde nos asustó el pito grave, fuerte y estridente de nuestro barco anunciando la salida hacia Atenas.


La salida de Corfú fue hermosa, es que definitivamente todo paisaje marino es muy especial. Es maravilloso ver cómo se va alejando la vista de Corfú, los otros barcos que quedan fondeados, un avión grande que pasa sobre nosotros camino al aeropuerto, no, pues este panorama es de lo mejor. Entre el puerto de Corfú y el de Atenas hay 707 kilómetros, según informaron por el altoparlante. Estaremos en la capital griega mañana martes a las 11 de la mañana. O sea es un recorrido largo.

Más tarde estuve por el gimnasio en donde hay máquinas para que la gente haga spining mientras mira el mar a través de las ventanas. En el comedor me comí un pedazo de pisa y subí luego a mis aposentos privados. El viaje esta tarde ha estado movidito. Parece ser que esta entrada al mar Egeo por ser tan estrecha está caracterizada por vientos fuertes. Pero también se vio ahora un arco iris precioso. Igualmente la luna creciente se asomó en el firmamento y acompañó nuestro viaje varias horas. 

Como será el movimiento que ha tenido la nave, que en el comedor uno tenía que pegarse de las mesas para no caer, todos andábamos como borrachos yéndonos para los lados. Yo pensaba en mi morena y recordaba cómo a ella no le ha entusiasmado eso de los cruceros. Tiene razón, pues como la vi de mal regresando a Cartagena desde Barú, no quisiera verla más en ese estado. Gloria Elena se mareo y estuvo bastante enferma. Tanto que no asistió a la Cena del Capitán, una fiesta lujosísima para la cual hombres y mujeres lucen sus mejores galas. Sobre todo las mujeres se ven de vestidos blancos preciosos y algunos hombres de corbata negra.

2011/01/25

Split (Croacia)


Domingo 20 de junio de 2010:

La primera ciudad que encontramos en nuestro recorrido por el Mar Adriático fue Split. En Wikipedia se lee sobre esta urbe, que está

‘situada al sur de Croacia y es puerto marítimo de la costa dálmata. Cuenta con 221.456 habitantes, según el censo de 2007. Split es la principal ciudad de la región de Dalmacia  y la segunda ciudad más populosa del país tras la capital Zagreb, de la que dista 380 km. Es un importante puerto pesquero  así como un valioso centro cultural y turístico.

El Palacio de Diocleciano es un monumento construido en la ciudad de Split,  por encargo del emperador Diocleciano entre los siglos III y IV d. C. Hoy, el palacio se ha transformado en el corazón de la ciudad de Split y a su alrededor se pueden  encontrar todos los edificios y monumentos importantes de la ciudad. En 1979 la Unesco declaró al conjunto histórico de Split, incluyendo el palacio de Diocleciano, como Patrimonio cultural de la Humanidad’.



A las siete de la mañana me despertó la voz que por el altoparlante anunciaba la llegada a Split una ciudad de Croacia. Igualmente avisaban que en el día de hoy habría buen tiempo. En esto hemos estado muy afortunados. Ayer sábado cuando veníamos a embarcarnos empezó a lloviznar y toda la tarde mientras estuvimos descansando estuvo el día nublado e hizo mucho frío. Ya hoy cuando podemos salir a la azotea amaneció un día de verano intenso. Este domingo 20 a la 1 PM de Europa inicio una nueva tanda de fotos. Borré de la tarjeta de la cámara las primeras 1.392 fotos que tomé en España y Lisboa.

A las ocho de la mañana me encontré con las duquesas a desayunar en el noveno piso. También saludé a Margarita y Jorge. Ellos van a pagar los 84 euros que cuesta la visa para poder bajar a la ciudad croata. Como este país aún no pertenece a la comunidad europea, los colombianos necesitamos visa para entrar.

Después  del desayuno subimos a la terraza. El paisaje es precioso. Cada media hora salen hacia las islas vecinas, me imagino, embarcaciones de cuatro pisos de la naviera Jadrolinija con pasajeros de Split.


 Se ve al frente otro crucero fondeado y al otro lado, la ciudad de Split que es muy bonita, aunque pequeña. Con una iglesia en el centro y un gran edificio como de apartamentos al fondo. Hacia el occidente hay una pequeña colina sobre la cual se aprecian casas campestres preciosas y de techos rojos. No sabía yo que Croacia quedaba acá sobre el Adriático y al frente de Italia. Croacia tiene una ciudad increíble al norte que es Patrimonio de la Humanidad: Dubrovnik. Junto con San Gimignano, Machu Pichu,  Carcassonne y Toledo es catalogada como una de las cinco ciudades más bellas del mundo.

Hoy domingo 20 se está eligiendo a Juan Manuel Santos como nuevo presidente de Colombia para reemplazar a Álvaro Uribe. Pero quién sabe si nos enteraremos del resultado de los comicios pues, cosa inexplicable, estos barcos no tienen televisión satelital como es común en Colombia con Direct TV o Skype. Lo mismo hemos encontrado en los hoteles: en la televisión apenas si se ven 12 o 20 canales. En cambio en Colombia los albergues de estrella y media en los cuales yo me hospedo, tienen canal español, CNN, Discovery, etc.

Ocurre que quienes iban a bajar a Split al fin no fueron porque no estuvieron de acuerdo con el horario de levantada. Pero mejor porque hacia el medio día cayó un aguacero tan fuerte que se hubieran empapado. Entonces hicimos una tertulia deliciosa en el comedor del 9º piso. El agua que chorrió de las calles ensució el mar que esta mañana estaba de un azul seductor. Junto con el agua vino la mugre de las calles que ahora se ven más limpias. Pero bueno, el mar es tan grande y las olas tan fuertes que pronto el océano volverá a su color original.

Algo que me ha extrañado en el barco es que en el comedor no colocan servilletas de papel, dicen que para que la gente no se lleve comida utilizando servilletas desechables.  En cambio los cubiertos son grandísimos y de lujo. Y la loza como de melanina muy bonita.

El almuerzo, qué delicia: pescado muy rico y un poquito de gulasch con pudín de frutas como postre. Después estuvimos en tertulia un rato con ‘las muchachas’. A las Posada se le llenaron de lágrimas los ojos cuando nos contaron anécdotas de la señora Helenita, su mamá, quien compró osarios cerca al Éxito de El Poblado para que cuando las hijas fueran a mercar se acordaran de ella. Otro día se puso a pelear a carterazos con los ladrones que la asaltaron en su carro y a veces se perdía para llevar mercado a familias pobres.

A las tres de la tarde  APC y yo sentimos que el barco se movía mucho. Adivinamos que era porque íbamos a partir y efectivamente cuando salimos a la terraza nos aturdió el sonido del pito anunciando el despegue de la bahía de Split. La vista desde arriba es preciosa, no tanto en proa, sino en popa en donde nos ubicamos para ver al fondo la ciudad de Split que se hacía más pequeña cada vez. Pero la brisa en la parte descubierta era muy fuerte, por lo que no estuvimos mucho tiempo allí.



En el barco hay mesa de ping pong, claro,  todavía no la he estrenado pero se llegará el momento. Ya de noche vi el partido de Brasil con Costa de Marfil mientras escribía estas líneas. Empecé a verlo abajo en el Bar del cuarto piso pero la gente estaba tan elegante que preferí bajar al cuarto, máxime que había que pedir cerveza o algo para justificar la sentada.  Los gringos toman el crucero como lo mejor de su vida y le dan mucha importancia, ahora bailaban en la pista del cuarto piso. Me emocionó mucho cuando anunciaron la canción colombiana del grupo Niche: Cali pachanguero.

En la cena hubo un detalle muy bonito de los camareros quienes al terminar la comida desfilaron más de 50 meseros cantando canciones italianas entre ellas ‘Oh sole mio’. A nosotros nos atienden dos empleados indios muy amables, uno de ellos con una cara muy agradable.



Y al llegar a la habitación encontré que Adriana, la camarera había colocado las gafas de Álvaro en la cara de un conejo que hizo con una toalla. Hermosísimo el animal, y bastante creativo el truco. Con la camarera la clave es que toalla que dejemos en el suelo es para lavar. Las que quedan en el perchero no.

Antes de acostarme me entero por el canal de la televisión española de la muerte de Saramago el premio Nóbel portugués que ha tenido muy buena acogida en todo el mundo. 

2011/01/22

Crucero por las Islas Griegas


Crucero:   El Esplendor de los Mares

Royal Caribian


Sábado 19 de junio de 2010:

Un grupo de nueve amigos de Medellín que estamos  viajando por Europa desde el pasado 4 de junio, decidimos hacer el Crucero por las Islas Griegas a partir de Venecia. (Italia), ciudad de la cual zarpamos y a la cual llegaremos dentro de ocho días. En un gran salón del muelle veneciano,  hicimos la operación de registro. Por no pertenecer a la Unión Europea y porque nuestro pasaporte aún no tiene código de barras el proceso fue más dispendioso para nosotros. Pero al fin terminó la espera  y entramos al barco. 

Luego de la revisión por parte de la policía italiana, que no fue nada exhaustiva, estuvimos sobre la cubierta del buque. Primero la foto del grupo contra un telón con la imagen del Royal Caribian.  Acto seguido  entramos al ascensor y al salir en el sexto piso tuve una sensación especial. Fue como haber pasado de la vida terrena a la del más allá, casi que como haber llegado al cielo. A través de la ventana se veía allá muy abajo la costa y algunas embarcaciones. Pero para mi fue como ver la tierra desde la otra vida. De un momento a otro, como si hubiera muerto de repente me encontré en el más allá mirando el mundo desde la eternidad.



Todo el personal que nos recibió en el barco nos saludaba muy sonrientes. A cada cual le respondían el saludo en el idioma que lo daba. Se ve que es gente muy bien capacitada. La logística que implica este crucero es increíble. Todo está fríamente calculado para que salga a la perfección.

A la entrada al comedor hay jabón para que quien quiera se lave las manos en seco. Un empleado sugiere la limpieza en la puerta. Y si, le quedan a uno las manos limpias y agradables. El almuerzo muy rico y merecido después de la caminada por las calles y puentes de Venecia. 



Al ver leche en el comedor cometí el error de tomar un vaso con postre. Al rato ya mi colon se sentía molesto. Menos mal pude escoger luego entre varias frutas para contrarrestar y calmar a mi ‘gordo refunfuñón’. Piña, sandía, melón blanco y naranja, todas las frutas tropicales que acostumbramos a consumir en Colombia se sirven acá y se pueden consumir a discreción.

Me perdí la salida del barco de Venecia. Es un espectáculo muy bonito aunque esta tarde como estaba lloviendo el paisaje se veía deslucido. Espero ver otras salidas y llegadas más luminosas. Necesitaba descansar. Incluso no atendí el llamado cuando por los altoparlantes de todas las habitaciones se nos ordenó a todos salir a plataforma para asistir al simulacro de desembarque que es una condición de las autoridades navieras.



Mientras estuve acostado semi dormido no sentí ningún movimiento del barco. Solo cuando me paré ahí sí sentí pequeños ruidos o crujidos del camarote y algo de meneo como cuando en tierra hace algún movimiento sísmico. En el primer piso sí puede uno marearse si se pone a mirar el movimiento del barco y de las olas. Pero en los pisos altos ese movimiento impacta poco. Cuando me acosté tenía sueño. Ahora cuando despierto me parece un sueño esto que estoy viviendo. Qué más se le puede pedir  a la vida?



La habitación 3017 que nos asignaron a APC y a mí es muy cómoda, aunque pequeña: dos camas tocador, escritorio con gavetas, closet y el baño muy amplio. Qué diseño tan acorde a las necesidades del huésped. Aunque nuestra pieza no tiene ventana o balcón al mar, me encanta su comodidad. El televisor está empotrado al escritorio, pero se puede sacar y girar de tal manera que la pantalla quede frente a las camas. Una mesa de noche entre las gemelas tiene dos gavetas que ni siquiera utilizamos. Sobre la cabecera de la cama hay una lámpara con interruptor al alcance de la mano. Así que en apenas unos 24 metros cuadrados tenemos dos camas, salita, escritorio con seis gavetas grandes, closet y baño. En fin que estamos como reyes, sin tener que desempeñar ese oficio. 

Lo mejor es que la habitación tiene una cortina que separa el área de las camas del escritorio. Total que podré sentarme a escribir o a organizar las fotos cuando mi compañero de camarote esté durmiendo sin molestarlo. Igualmente me llamó la atención la forma como se vacia el baño: Produce un ruido fuerte y se limpia  en segundos. APC me explica estos sanitarios funcionan con aire comprimido que absorbe la descarga a fin de ahorrar consumo de agua.


 La grifería del lavamanos, como en casi toda Europa, se acciona con cualquier movimiento de la mano o el codo, es decir no es una perilla pata dar vueltas con los dedos, sino una palanca que baja al  cerrar o sube para abrir. Eso permite que se pueda accionar con el codo sin llenar de jabón la perilla que se pone resbaladiza como en los lavamanos de Colombia. 

Tan pronto me ubiqué en la habitación guardé el dinero en la caja de seguridad y acomodé la ropa en las gavetas. Qué bueno llegar a desempacar todo y no como en los días precedentes cuando permanecíamos en cada hotel apenas unas horas. Este barco tiene todos los servicios: Casino, bares, biblioteca, médico a 170 euros la consulta, etc.


 APC y Jorge tuvieron que quedarse con las ganas de un whisky porque en el bar les retuvieron la botella que abrieron ingenuamente en la terraza. Y es que en otro crucero en el que estuvo APC sí se permitía el ingreso al barco de una botella de licor.

Todos los días Adriana de Zousa, una paulista muy querida que tiene a su cargo nuestra cabina nos trae un informativo con la programación diaria. También se hace despliegue de los distintos sitios del barco en donde todo se cobra muy costoso.

En fin que después de muchos días de añorar tener tiempo para estar quieto o durmiendo o en una habitación, ahora vamos a estar una semana en esas: con todo el tiempo para dormir y dentro de un edificio rodante.

Por la noche fue la cena. Nos programaron para las nueve a quienes APC nos inscribió primero, excepto Jorge y Margarita. Así que todas las noches nos vamos a encontrar en la mesa del comedor muy elegante que hay abajo. A cada pasajero le asignan la mesa y hora que debe ocupar todos los días para la cena. Algunas personas llegan muy elegantemente vestidas. Como ya temprano había comido pescado fue poco lo que consumí esta vez: una ensalada de espinacas con tomate, deliciosa y un postre de dulce tibio con helado: riquísimo.



Viendo el lujo de este comedor recuerdo la película Titanic. Es muy parecido: gente de la clase alta, mesas bien servidas, meseros vestidos de negro. A propósito Ricardo nos recuerda como anteriormente los viajes trasatlánticos eran en barco, y estaban divididos por clases sociales, de tal manera que los que pagaban más costoso no se veían con los de clase inferior.

Luego vino la aviación y acabó con los viajes en barco. Ya ir de América a Europa no demoraba varios días sino unas horas. Pero los dueños de los barcos no podían quedarse con sus buques vacíos, entonces se popularizó el viaje en cruceros por rutas cercanas a la costa. Hasta que se llegó a lo que tenemos hoy, barcos para dos o tres mil personas todas en una sola clase y pagando tiquetes económicos. Los dueños de las navieras obtienen las ganancias de los altos costos que cobran en los servicios dentro del barco.



Claro que este buque tiene literas con ventana, y hasta con balcón, las del piso 7 y 8. La nuestra es interna y no tiene vista al mar,  pero para ser la primera vez, está bien así.

Bueno, ya empecé a trabajar las fotos en el nuevo computador y a hacer el diario directamente. Creo que en estos días de Crucero me será muy útil el NetBoock. Qué bueno que lo compré.

Tengo sueños atrasados, así que subí a mi habitación a escribir estas líneas y a dormir a las 10:30 de la noche.

2011/01/20

Venezia


Viernes 18 de junio de 2010:

Mientras salimos de Padua, sonó en el equipo, música de la vieja guardia que, a pesar de nuestra juventud,  a todos nos encanta. Por eso al unísono seguimos la letra de ‘Camino verde’, ‘Un Viejo amor’ y otros boleros para el recuerdo. Es tarde de verano absoluto, prados de un verde exquisito se aprecian a ambos lados de la autopista.

Al llegar a Venecia nos alojamos en el Novotel, un hospedaje muy bueno que ofrece a los turistas 20 minutos gratis de Internet. Por supuesto que los aproveché para comunicarme con mi familia. Este hotel queda en la parte continental llamada Mestre, pues Venecia propiamente es una isla. Una vez bajadas las maletas e instalados en habitaciones muy confortables, a las cuatro de la tarde salimos a conocer la Plaza de Roma.



Ahí cerca está un parqueadero en donde acompañé a Álvaro a dejar la camioneta en el piso 10 del edificio.  Desde allí la panorámica de Venecia es excelente. Se contempla el Puente Calatrava y el Terminal de Transportes de Venecia. Como me explica Álvaro, la cuna de Vivaldi y Marco Polo tiene forma como de dos manos que encajan sus dedos entre sí. También se ve desde esta altura, qué emoción, el Crucero en el cual nos embarcaremos mañana sábado. El aeropuerto de Venecia se llama Marco Polo. Frente a la ciudad está el Mar Adriático, en honor de Adriano el Emperador Romano. Cuando los españoles llegaron a Venezuela el golfo de Maracaibo se les pareció al mar veneciano, razón por la cual llamaron a esas tierras ‘la pequeña Venecia’, y más tarde, Venezuela.

De nuevo con el grupo caminamos hacia el centro de la ciudad luego de pasar cerca al Puente de Santiago Calatrava, la única construcción moderna que han permitido hacer en Venecia. A esta hora, las cinco de la tarde el cielo está sin una nube, total que tenemos un escenario ideal para conocer esta ciudad única, romántica, de ensueño.  El vaporeto es el transporte público en Venecia. En el 78 cuando Álvaro Posada vino por primera vez, el pasaje en vaporeto costaba 20 centavos de dólar. Hoy cuesta 15 euros. Una habitación regular aquí en el barrio Cannaregio cuesta unos 200 € la noche.


Entramos a conocer la iglesia de María de Nazareth. Preciosa por fuera y por dentro. Tiene retablos en mármol e imágenes admirables como una de San Sebastián que me recuerda mi hijo menor. Más adelante Álvaro nos cuenta de la primera vez cuando vino a Venecia, hace 32 años y se hospedó en el Hotel Forcola e iba a  almorzar donde más económico era: el Restaurante Vesuvid. Es admirable cómo a base de esfuerzo, constancia y coraje mi cuñado ha logrado mejorar su nivel de vida.



También pasamos frente al Santuario Madona de la Gratia. Luego encontramos una cuadra completa con puestos de venta de baratijas. Mientras mis compañeras fisgonean, aprovecho para comer un  vaso con frutas picadas por dos euros. Observo cómo en Europa la gente fuma mucho, y en especial las italianas. Para una próxima visita deberé subir a lo más alto la torre cuadrada de la Plaza de San Marcos,  pues desde allí la panorámica de la ciudad es espléndida, según un programa de TV . El Palacio del Ducal es otro sitio interesante para admirar en esta ciudad.  

Anduvimos por el Teatro Italia; el Bar con los sostenes de las damas como decoración en el techo; vimos pasar las góndolas debajo de los puentes; nos extasiamos con las flores rojas decorando la ribera de los canales; pasamos bajo banderas flameantes de todos los colores; por calles estrechas y curvas nos cruzamos con miles de turistas venidos de todas partes del mundo; admiramos las máscaras del Carnaval de Venecia que exhiben en las vitrinas de los almacenes; la estatua de Paolo Sarpi; la imagen de San Antonio en el nicho de un muro, decorada con azucenas blancas; bebimos agua en una fuente pública; las muchachas admiraron a un gondolero con su camiseta a rayas rojas y el sombrero de paja con ala ancha y cinta colorida; se nos hizo agua la boca frente a una vitrina de dulces y bocadillos de harina de trigo con mil rellenos; vimos algunas prendas de vestir secándose al sol en el alambre expuesto; nos deleitamos mirando uno de los mayores canales desde el Puente el Vecchio; fuimos testigos del amor que se acababan de jurar una pareja de novios japoneses que pasaron en góndola de lujo; hasta que por fin, después de andar muchas cuadras y subir y bajar varios puentes,  llegamos a la famosa Plaza de San Marcos, en forma de L, muy bella, con esa torre altísima, cuadrada y de ladrillo.



Tanto en lo alto de la torre como en las partes más encumbradas de la Catedral y el muro del reloj, no puede faltar la imagen del león alado símbolo del evangelista cristiano.  Cada año se celebra en Venecia el Festival de Cine que otorga estatuillas del León de Oro a la mejor película y el León de Plata al mejor Director. Se cree que San Marcos era recaudador de impuestos y que sus restos están enterrados en esta Catedral. A esta hora ya se está ocultando el sol y una medialuna muy alta decora el firmamento sin nubes. Desde la Plaza, en horas de la tarde, la vista sobre el mar, las iglesias y edificaciones del otro lado es lindísima.



La Catedral de San Marcos tiene detalles arquitectónicos preciosos. Como las imágenes en alto relieve que decoran los capiteles de las columnas, con figuras a veces zoomorfas, a veces religiosas, unas floridas y otras celestiales. Son más de 20 columnas cada una con decorados diferentes en sus extremidades. Y ni qué hablar de los frescos coloridos de los semicírculos superiores o de los ángeles con alas doradas que coronan la ojiva más alta. Dos ejemplos nada más de los miles de detalles preciosos que ostenta esta catedral, una de las más bellas de Italia. Llama la atención cómo a pesar de ser este un templo occidental, tiene muchos  decorados y detalles propios de la arquitectura oriental. Se que en la cripta de la Catedral de Venecia se celebran matrimonios muy elegantes para los cuales hay que reservar con mucha anticipación.


 El famoso reloj de la torre sobre el marco de entrada a la Plaza de San Marcos es lo más original. Además de los signos del zodíaco en figuras doradas, señala la hora en números romanos y los minutos que cambian cada 300 segundos, en caracteres arábigos. Cuando tomé la foto, el reloj marcaba las VII 40 de la tarde de este inolvidable viernes 18 de junio.

Ahora hay mucha gente en la plaza y eso que mis compañeros que han estado acá otras veces dicen que en esas ocasiones el público presente era incontable. Aquí también se ven algunos gondoleros con su uniforme típico, casi todos muy apuestos, esperando que algún turista contrate sus servicios de conductor. Según Álvaro, un gondolero se gana entre 500 a mil euros por día. De ahí que para ser gondolero es necesario pasar exámenes muy rigurosos y comprar el cupo que debe ser excesivamente costoso. Un poco como lo que ocurre en Colombia con los cupos de los taxis.



La ciudad de Venecia es una isla llena de canales y puentes. Las vías acuáticas generalmente son curvas, de tal manera que para quien viene por primera vez es difícil dar con una dirección y para llegar hasta la Plaza de San Marcos lo mejor es que siga el río humano que camina hacia el centro de la ciudad.


 A las ocho de la noche estuvimos en el Teatro de la ópera para asistir a la presentación de ‘Las Cuatro Estaciones’ de Vivaldi, el músico veneciano. Hoy tocará la Escuela Grande de San Teodoro de Venezia. Excelente presentación, un solista que nuestro amigo músico calificó de perfecto. La presentación se llevó a cabo en el salón capitular de la escuela, un teatro que al parecer antiguamente fue iglesia cristiana pues tiene las imágenes de los cuatro evangelistas pintadas en el cielo raso del salón.


 El Maestro Posada me explica la diferencia entre las distintas formas de tocar el violín. Cuando el concertista pone a ‘brincar’ el arco sobre las cuerdas, se llama stacato, y cuando las toca con las yemas de los dedos, se habla de piscicato. El Clavicémbalo es el instrumento anterior al piano que ahora toca una de las mujeres del concierto. La diferencia está en que en el piano se martillan las fibras en cambio en el clavicémbalo las cuerdas se rasgan.

Luego del Concierto regresamos a la Plaza de San Marcos. Se ve muy bella, con sus 80 ventanas iluminadas. Abajo en el primer piso hay bares, casi todos con conjuntos musicales para amenizar la estadía de los turistas y clientes. Los precios son a la altura del sitio: una cerveza cuesta 9.5 y una aromática ocho euros. 


 A las 11:30 dejamos la Plaza de San Marcos en busca de nuestra camioneta que dejamos parqueada en la Plaza de Roma. Media hora duró la caminada pasando por encima de los 14 puentes que atraviesan los canales por los cuales navegan las góndolas. Incluso a esta hora se ven pasar parejas de enamorados en góndolas de lujo con apliques dorados. Todos nos sentíamos cansados pero dichosos de las experiencias tan agradables que vivimos hoy. Así que dimos gracias cuando nos sentamos en nuestro vehículo 1909 y mucho más nos alegramos cuando nos tiramos a dormir en la cama.


Sábado 19 de junio de 2010:
 
Después del desayuno en el Novotel pude escribir algo en Internet. A las ocho de la mañana, muy cumplidos estuvimos todos con nuestras maletas organizadas para dejar unas en el carro y llevar al crucero lo preciso para el viaje. Así que regalos y suvenires quedarán en la camioneta los ocho días que dura el crucero.



El muelle está cerca así que en 20 minutos estuvimos entregando las maletas igual como se hace en un aeropuerto antes de abordar. Esta tarde encontraremos cada uno los equipajes en la respectiva cámara. Fue muy oportuno hacer esta diligencia a las nueve de la mañana. Fuimos de los primeros pasajeros en estar allí. Acomodar 2.500 personas no es fácil. A las dos de la tarde regresaremos al barco a registrarnos y almorzar dentro de la nave.

Como la camioneta también quedó parqueada por una semana en el muelle, tomamos un bus urbano que en cinco minutos nos dejó en la conocida Plaza de Roma. Desde allí anduvimos 40 minutos para llegar de nuevo a la Plaza de San Marcos. A esta hora 10:40 de la mañana, el sol pega en el lado contrario de cómo se proyectaba ayer tarde. Fotografié los ángulos de la plaza que faltaban por grabar, en especial el reloj de San Marcos con sus dos campaneros que cada hora martillan el gran bronce. No puedo dejar de recordar el día aquel cuando mi papá llegó a la casa de La Pradera en Envigado con el reloj Jawaco ‘Campanero de San Marcos’ que en 1.972 le costó $ 1.600.



El ingreso a la Catedral de San Marcos es gratuito, aunque la subida hasta la terraza de los caballos cuesta cuatro euros. No se permite tomar fotos y a cambio venden postales con los detalles sobresalientes de la iglesia. Para subir a la torre hay que pagar 9 euros, pero hay servicio de audioguía y ascensor. Desde la  terraza se aprecian los grupos de turistas escuchando al guía en su propia lengua quien les explica detalles de los distintos puntos de la Plaza. Algunos de estos guías llevan un pequeño amplificador que los turistas escuchan en sus audífonos. Casi todos los mentores portan una bandera de colores en lo alto de un asta para orientar su grupo de viajeros. El día está un poco nublado pero al fondo del reloj de la plaza se observa una parte azul sin nubes.



La Catedral de San Marcos es más bien oscura. Está llena de pinturas medievales sobre fondos dorados. Tiene cuatro cúpulas y el piso es en mármol de diferentes colores que forman figuras geométricas. Desde el coro se divisa muy bien el interior del templo y se pueden apreciar réplicas a escala de la Catedral. Mediante cortes transversales de la edificación se ve la manera como se sostiene toda la estructura.



Como hoy es sábado, claro, hay muchos turistas en la plaza y sobre todo grupos de países. Pero ya ve, tanta gente con la que nos hemos tropezado y nadie se ha encontrado con alguien conocido. Se ven unos negros africanos con vestimentas muy raras, como batas muy amplias con abundantes encajes y a veces de color verde limón.

Ricardo y su esposa pagaron 7.5 € cada uno para visitar El Palacio de los Duques que al decir de nuestros compañeros es algo espectacular. Mientras ellos estaban dentro, cayó una llovizna ligera en el malecón en donde los esperamos nosotros. Anoche no dormí lo suficiente, así que hoy me siento un poco cansado, a pesar que la jornada de este sábado 19 no ha sido tan extenuante.

A las 12:30 nos encontramos todos para regresar a la Plaza de Roma. Y ahora se hizo evidente la ventaja de viajar en grupo. El transporte de la Plaza de San Marcos a la de Roma en una embarcación cuesta 7.5 € por persona, pero el viaje es demorado, hace varias paradas y llega solo hasta la mencionada plaza. En cambio nosotros decidimos contratar por 80 € una lancha-taxi que en solo 15 minutos nos dejó directamente en el puerto de abordaje del Crucero.

La camioneta queda parqueada en el Terminal, con las maletas grandes donde dejamos aquellas cosas que no necesitaremos dentro del barco. Cuando regresemos el próximo sábado solo tendremos que caminar una cuadra para sentarnos en la Mercedez Benz e iniciar el viaje hacia nuestro nuevo destino: la ciudad alemana de Viena. Las comodidades de la vida moderna y el beneficio de pasear con una persona de tanta experiencia como Álvaro Posada.

Desde la lancha expresa observamos primero un yate de lujo con helicóptero a bordo fondeado en la bahía. Más adelante se aprecia el edificio de ladrillo del Hotel Hilton Venecia. Ya en el muelle procedimos a hacer el abordaje del Splendor of the Seas, nuestra casa flotante por una semana.



Siempre hubo algo de espera para registrarnos, entre otras cosas porque nuestros pasaportes no tienen código de barras o por la falta de visa americana de algunos. Allí supimos que el chequeo lo hubiéramos podido hacer por Internet, pero bueno, lo que sigue son 7 días más descansados y con posibilidad de dormir más tiempo. Ya dentro  del barco nos obsequiaron agua y galletas, y nos tomaron la foto del grupo para el recuerdo. 

2011/01/19

Padua

Viernes 18 de junio de 2010:

La salida hoy fue un poco más tarde, a las 9:30 porque necesitábamos dormir un poco más y algunos no tuvieron la precaución de dejar las cortinas abiertas para despertar con el amanecer. Pero muy bien, seguimos todos saludables, animados y disfrutando al máximo del paseo que, para mí, ha sido lo mejor: por la compañía del grupo, por la cantidad de cosas nuevas y bellas que hemos conocido, por todo,  ha sido algo espectacular.

Ahora suena en el equipo de música le canción ‘Sería Mentirte’ de Rafael Basurto con Los Panchos. Esa canción le gusta mucho a mi cuñado porque le sale con su esposa.



A la salida de Florencia pasamos frente a una inmensa rueda de triciclo. Y en la oración matinal incluimos el alma de los 20 mineros que fallecieron ayer en Amagá. Esta vez comenzamos a subir los Apeninos para luego descender al valle del río Po. Nos dirigimos hacia el nororiente en una hermosa mañana de verano.  Pasaremos por Bolonia, Ferrara y Padua, antes de llegar a Venecia, nuestro destino final. Más al Norte está Monza donde queda la fábrica de autos Ferrari, razón por la cual se corre allí una de las etapas de la Fórmula 1. La autopista inmejorable, claro, quienes la diseñaron hicieron muchos túneles de 500 y 800 metros de longitud. Al acercarnos a Bolonia ya estamos otra vez sobre terreno plano.



Jorge me comenta que según él Verona es la ciudad más bonita de Italia, por limpia, moderna y ordenada. Estaremos cerca pero no entraremos a Verona. Según el hijo de Margos los italianos son muy fanáticos de cualquier cosa: fútbol, tenis, política. Son afiebrados a morir. A diferencia de los colombianos, a los jóvenes italianos no les importa demasiado el futuro, sino disfrutar el presente aún a costa de cualquier riesgo. Cuando Jorge decía que era de Colombia, siempre asociaban nuestro país con la coca o con la imagen de Pablo Escobar. En la isla de Malta, por ejemplo, en donde estuvo Jorge, hay un bar que se llama Escobar y en la letra O tiene la imagen del narcotraficante colombiano.

Dejamos a un lado Bolonia y seguimos hacia Padua. Jorge piensa que para los adultos de Europa, los turistas son más un problema que una oportunidad. De ahí que muchas veces tratan mal a los foráneos. En general los italianos son muy ventajosos, cuando pueden, se aprovechan de la necesidad del turista.  En italiano hay muchas palabras para decir robo, atraco. En Suiza solo se utiliza una palabra, pues allí hay mucha seguridad. En Italia la carne de res es exageradamente costosa, mucha la traen desde Argentina o de ganado nacional engordado con heno lo cual resulta bastante costoso.

Ya estamos en el valle del ‘río de Italia de dos letras’. Por esta parte también se aprecian tambores de heno dispersos por los campos cosechados. Pero además se cultiva maíz forrajero, de plantas medianas que se utilizan también para alimentar ganado. Y el tráfico en esta vía sí es muy denso por la cantidad de camiones que vienen y van para el puerto de Venecia. Y entramos ahora a la región de Veneto, en donde está nuestro destino final: Venecia.



Gloria Elena nos recomienda al llegar a Padua, comprar una imagen de San Antonio,

‘ – porque ríanse lo milagroso que es. Yo lo comprobé
cuando se me perdió la tarjeta de Crédito. Me arrodillé
a rezarle, y al momento apareció’.

Al pasar frente a un campo de Golf Álvaro nos aclara cómo ese deporte ya no es de viejos gordos y ricos, sino de jóvenes profesionales que tienen que hacer cinco horas diarias de ejercicio para mantener un excelente estado físico y mental. Quizá eso explica por qué a Tiger Wood no le ha ido bien últimamente pues está distraído con sus problemas matrimoniales.

Al llegar a Padua nos quedamos extasiados con su plaza tan hermosa. La ciudad es apacible, tiene servicio de tranvía y parece ser un buen vividero. Es la una de la tarde, el día está espectacular, un sol fuerte ilumina toda esta ciudad tan encantadora. Unas 83 estatuas rodean el parque central. Hoy se ha reservado un sector del espacio público donde cultivadores venden frutas y verduras. Muchas señoras vienen en bicicletas a aprovisionarse de insumos para el almuerzo.



Entramos a conocer la Catedral de San Antonio de Padua que tiene arriba cuatro cúpulas semicirculares muy bellas. Por dentro el templo se ve un poco atacado con decorados en mármol, pinturas y relicarios en oro donde se conservan partes del cuerpo del santo patrono. Pero eso sí, las esculturas en mármol de santos y personajes bíblicos, son bellísimas. El manejo de los pliegues de los vestidos de estas imágenes es impecable. Qué realismo y cuánta perfección. 



A un lado de la iglesia están los claustros de los monjes alrededor de un patio central con magnolios gigantescos y una imagen de San Antonio ‘echando a volar’ a un niño. Y claro, como sitio de peregrinación que se respete, abundan los almacenes en donde se venden todo tipo de velones, reliquias, santicos, recordatorios e imágenes de San Antonio. Aquí Gloria Elena tiene suficiente para escoger.  Incluso venden un pan del Santo, especie de torta dulce.

Después del medio día nos sentamos en uno de los corredores extremos de la plaza a almorzar en el Caffé Diemme. Quedamos muy satisfechos con los platos elegidos: especialmente la carne de hamburguesa y el bistec en rodajas. El agua para tomar que pedimos nos la trajeron en botellas plásticas pero de un diseño muy bonito. De postre, un helado Pícolo, pero no hay como la calidad Mimos. Mientras almorzábamos pasó un señor impecablemente vestido. Eso sí tienen los italianos, que se visten muy bien y con gran gusto.

Fuera de la iglesia de San Antonio, cerca de la plaza principal hay otro templo de los jesuitas al cual no entramos. A las dos de la tarde continuamos nuestro viaje hacia Venecia a solo media hora de Padua o Padova, ciudad que a todos nos dejó encantados.  Pagamos el equivalente a cuarenta pesos por dos horas de parqueadero.