Sábado 5 de junio de 2010:
Dormí excelente y parece que ya mi organismo se adaptó al nuevo horario. Hoy y los días siguientes el desayuno será buffet y servido por una máquina que, a cambio de una sonrisa, hace ruido cuando deja salir el café y la leche.
En la camioneta salimos hacia Madrid por la Avenida de las Américas y luego tomamos La Castellana. En seguida nos dirigimos hacia el Palacio del Escorial. Por supuesto que estamos muy animados por ser este nuestro primer lugar a visitar, diferente a Madrid. En el equipo suena una bella canción de Alberto Cortez: ‘Parábola para uno mismo’.
Uno va subiendo la vida,
de a cuatro los primeros escalones
Lleva todas las luces encendidas
y el corazón repleto de ilusiones
..................
Y uno va teniendo evidencias,
ya no recibe flores ni palmadas:
rechaza que empezó su decadencia,
que va por la escalera de bajada.
Más adelante paramos a tomar tinto de verano y fotografiar dos nidos de cigüeñas que descansaban en lo alto de un pedestal. Se ven hermosas, tan tranquilas y con todo el panorama a su favor. Y sí, con vasos desechables brindamos por el paseo que comienza y para que la suerte nos acompañe en cada momento.
Unos minutos después se divisó al frente y a lo lejos el Monasterio de San Lorenzo del Escorial, muy bello, con seis torres en total: las dos de la Basílica y cuatro más en las esquinas del cuadrado que forma la edificación.
'Situado en la Sierra de Guadarrama, (‘donde todo se derrama’), a escasos 50 kilómetros de Madrid, el monasterio de San Lorenzo del Escorial es un enorme edificio mandado a construir por Felipe II en conmemoración de la batalla de San Quintín, y fue concebido como monasterio, residencia y panteón de la familia real española. El mismo Felipe II se retiró a este monasterio y murió en él en 1598'.
El edificio presenta una simetría perfecta en torno a un eje principal, delimitando la construcción cuatro torres en las esquinas exteriores y ocupando el centro en el interior la basílica, con una gran cúpula.

Me llamó la atención la bellísima escultura yaciente de Juan de Austria, en mármol puro, con hermosos detalles, con armadura puesta y espada en sus manos. Un león sentado a los pies monta guardia. Bellísima obra de arte! Supe además que la imagen del Rey de Austria no tiene los guantes calzados porque murió de tifo y no en batalla. Si hubiera muerto peleando, ahí sí tendría los guantes puestos. Este es un canon semejante a la posición de las patas de los caballos en las esculturas ecuestres.

La Basílica del Monasterio es preciosa. Tiene en el altar mayor varios óleos y el del centro muestra la escena de la muerte de San Lorenzo sobre la parrilla en la cual fue martirizado. En la biblioteca se aprecia un globo terráqueo con la representación de las órbitas de los astros según la teoría de Ptolomeo.
Acá en El Escorial vi a un señor muy impedido para subir escalas. Pensaba yo, ‘siquiera no esperé a llegar a esa situación y con esos años, para por fin realizar este viaje de ensueño’.
Al salir del Monasterio quisimos conocer el Valle de los Caídos, pero estaba cerrado por mantenimiento. Entonces nos dirigimos hacia Segovia, ciudad perteneciente a la comunidad de Castilla y León.
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