2011/01/25

Split (Croacia)


Domingo 20 de junio de 2010:

La primera ciudad que encontramos en nuestro recorrido por el Mar Adriático fue Split. En Wikipedia se lee sobre esta urbe, que está

‘situada al sur de Croacia y es puerto marítimo de la costa dálmata. Cuenta con 221.456 habitantes, según el censo de 2007. Split es la principal ciudad de la región de Dalmacia  y la segunda ciudad más populosa del país tras la capital Zagreb, de la que dista 380 km. Es un importante puerto pesquero  así como un valioso centro cultural y turístico.

El Palacio de Diocleciano es un monumento construido en la ciudad de Split,  por encargo del emperador Diocleciano entre los siglos III y IV d. C. Hoy, el palacio se ha transformado en el corazón de la ciudad de Split y a su alrededor se pueden  encontrar todos los edificios y monumentos importantes de la ciudad. En 1979 la Unesco declaró al conjunto histórico de Split, incluyendo el palacio de Diocleciano, como Patrimonio cultural de la Humanidad’.



A las siete de la mañana me despertó la voz que por el altoparlante anunciaba la llegada a Split una ciudad de Croacia. Igualmente avisaban que en el día de hoy habría buen tiempo. En esto hemos estado muy afortunados. Ayer sábado cuando veníamos a embarcarnos empezó a lloviznar y toda la tarde mientras estuvimos descansando estuvo el día nublado e hizo mucho frío. Ya hoy cuando podemos salir a la azotea amaneció un día de verano intenso. Este domingo 20 a la 1 PM de Europa inicio una nueva tanda de fotos. Borré de la tarjeta de la cámara las primeras 1.392 fotos que tomé en España y Lisboa.

A las ocho de la mañana me encontré con las duquesas a desayunar en el noveno piso. También saludé a Margarita y Jorge. Ellos van a pagar los 84 euros que cuesta la visa para poder bajar a la ciudad croata. Como este país aún no pertenece a la comunidad europea, los colombianos necesitamos visa para entrar.

Después  del desayuno subimos a la terraza. El paisaje es precioso. Cada media hora salen hacia las islas vecinas, me imagino, embarcaciones de cuatro pisos de la naviera Jadrolinija con pasajeros de Split.


 Se ve al frente otro crucero fondeado y al otro lado, la ciudad de Split que es muy bonita, aunque pequeña. Con una iglesia en el centro y un gran edificio como de apartamentos al fondo. Hacia el occidente hay una pequeña colina sobre la cual se aprecian casas campestres preciosas y de techos rojos. No sabía yo que Croacia quedaba acá sobre el Adriático y al frente de Italia. Croacia tiene una ciudad increíble al norte que es Patrimonio de la Humanidad: Dubrovnik. Junto con San Gimignano, Machu Pichu,  Carcassonne y Toledo es catalogada como una de las cinco ciudades más bellas del mundo.

Hoy domingo 20 se está eligiendo a Juan Manuel Santos como nuevo presidente de Colombia para reemplazar a Álvaro Uribe. Pero quién sabe si nos enteraremos del resultado de los comicios pues, cosa inexplicable, estos barcos no tienen televisión satelital como es común en Colombia con Direct TV o Skype. Lo mismo hemos encontrado en los hoteles: en la televisión apenas si se ven 12 o 20 canales. En cambio en Colombia los albergues de estrella y media en los cuales yo me hospedo, tienen canal español, CNN, Discovery, etc.

Ocurre que quienes iban a bajar a Split al fin no fueron porque no estuvieron de acuerdo con el horario de levantada. Pero mejor porque hacia el medio día cayó un aguacero tan fuerte que se hubieran empapado. Entonces hicimos una tertulia deliciosa en el comedor del 9º piso. El agua que chorrió de las calles ensució el mar que esta mañana estaba de un azul seductor. Junto con el agua vino la mugre de las calles que ahora se ven más limpias. Pero bueno, el mar es tan grande y las olas tan fuertes que pronto el océano volverá a su color original.

Algo que me ha extrañado en el barco es que en el comedor no colocan servilletas de papel, dicen que para que la gente no se lleve comida utilizando servilletas desechables.  En cambio los cubiertos son grandísimos y de lujo. Y la loza como de melanina muy bonita.

El almuerzo, qué delicia: pescado muy rico y un poquito de gulasch con pudín de frutas como postre. Después estuvimos en tertulia un rato con ‘las muchachas’. A las Posada se le llenaron de lágrimas los ojos cuando nos contaron anécdotas de la señora Helenita, su mamá, quien compró osarios cerca al Éxito de El Poblado para que cuando las hijas fueran a mercar se acordaran de ella. Otro día se puso a pelear a carterazos con los ladrones que la asaltaron en su carro y a veces se perdía para llevar mercado a familias pobres.

A las tres de la tarde  APC y yo sentimos que el barco se movía mucho. Adivinamos que era porque íbamos a partir y efectivamente cuando salimos a la terraza nos aturdió el sonido del pito anunciando el despegue de la bahía de Split. La vista desde arriba es preciosa, no tanto en proa, sino en popa en donde nos ubicamos para ver al fondo la ciudad de Split que se hacía más pequeña cada vez. Pero la brisa en la parte descubierta era muy fuerte, por lo que no estuvimos mucho tiempo allí.



En el barco hay mesa de ping pong, claro,  todavía no la he estrenado pero se llegará el momento. Ya de noche vi el partido de Brasil con Costa de Marfil mientras escribía estas líneas. Empecé a verlo abajo en el Bar del cuarto piso pero la gente estaba tan elegante que preferí bajar al cuarto, máxime que había que pedir cerveza o algo para justificar la sentada.  Los gringos toman el crucero como lo mejor de su vida y le dan mucha importancia, ahora bailaban en la pista del cuarto piso. Me emocionó mucho cuando anunciaron la canción colombiana del grupo Niche: Cali pachanguero.

En la cena hubo un detalle muy bonito de los camareros quienes al terminar la comida desfilaron más de 50 meseros cantando canciones italianas entre ellas ‘Oh sole mio’. A nosotros nos atienden dos empleados indios muy amables, uno de ellos con una cara muy agradable.



Y al llegar a la habitación encontré que Adriana, la camarera había colocado las gafas de Álvaro en la cara de un conejo que hizo con una toalla. Hermosísimo el animal, y bastante creativo el truco. Con la camarera la clave es que toalla que dejemos en el suelo es para lavar. Las que quedan en el perchero no.

Antes de acostarme me entero por el canal de la televisión española de la muerte de Saramago el premio Nóbel portugués que ha tenido muy buena acogida en todo el mundo. 

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