2011/01/20

Venezia


Viernes 18 de junio de 2010:

Mientras salimos de Padua, sonó en el equipo, música de la vieja guardia que, a pesar de nuestra juventud,  a todos nos encanta. Por eso al unísono seguimos la letra de ‘Camino verde’, ‘Un Viejo amor’ y otros boleros para el recuerdo. Es tarde de verano absoluto, prados de un verde exquisito se aprecian a ambos lados de la autopista.

Al llegar a Venecia nos alojamos en el Novotel, un hospedaje muy bueno que ofrece a los turistas 20 minutos gratis de Internet. Por supuesto que los aproveché para comunicarme con mi familia. Este hotel queda en la parte continental llamada Mestre, pues Venecia propiamente es una isla. Una vez bajadas las maletas e instalados en habitaciones muy confortables, a las cuatro de la tarde salimos a conocer la Plaza de Roma.



Ahí cerca está un parqueadero en donde acompañé a Álvaro a dejar la camioneta en el piso 10 del edificio.  Desde allí la panorámica de Venecia es excelente. Se contempla el Puente Calatrava y el Terminal de Transportes de Venecia. Como me explica Álvaro, la cuna de Vivaldi y Marco Polo tiene forma como de dos manos que encajan sus dedos entre sí. También se ve desde esta altura, qué emoción, el Crucero en el cual nos embarcaremos mañana sábado. El aeropuerto de Venecia se llama Marco Polo. Frente a la ciudad está el Mar Adriático, en honor de Adriano el Emperador Romano. Cuando los españoles llegaron a Venezuela el golfo de Maracaibo se les pareció al mar veneciano, razón por la cual llamaron a esas tierras ‘la pequeña Venecia’, y más tarde, Venezuela.

De nuevo con el grupo caminamos hacia el centro de la ciudad luego de pasar cerca al Puente de Santiago Calatrava, la única construcción moderna que han permitido hacer en Venecia. A esta hora, las cinco de la tarde el cielo está sin una nube, total que tenemos un escenario ideal para conocer esta ciudad única, romántica, de ensueño.  El vaporeto es el transporte público en Venecia. En el 78 cuando Álvaro Posada vino por primera vez, el pasaje en vaporeto costaba 20 centavos de dólar. Hoy cuesta 15 euros. Una habitación regular aquí en el barrio Cannaregio cuesta unos 200 € la noche.


Entramos a conocer la iglesia de María de Nazareth. Preciosa por fuera y por dentro. Tiene retablos en mármol e imágenes admirables como una de San Sebastián que me recuerda mi hijo menor. Más adelante Álvaro nos cuenta de la primera vez cuando vino a Venecia, hace 32 años y se hospedó en el Hotel Forcola e iba a  almorzar donde más económico era: el Restaurante Vesuvid. Es admirable cómo a base de esfuerzo, constancia y coraje mi cuñado ha logrado mejorar su nivel de vida.



También pasamos frente al Santuario Madona de la Gratia. Luego encontramos una cuadra completa con puestos de venta de baratijas. Mientras mis compañeras fisgonean, aprovecho para comer un  vaso con frutas picadas por dos euros. Observo cómo en Europa la gente fuma mucho, y en especial las italianas. Para una próxima visita deberé subir a lo más alto la torre cuadrada de la Plaza de San Marcos,  pues desde allí la panorámica de la ciudad es espléndida, según un programa de TV . El Palacio del Ducal es otro sitio interesante para admirar en esta ciudad.  

Anduvimos por el Teatro Italia; el Bar con los sostenes de las damas como decoración en el techo; vimos pasar las góndolas debajo de los puentes; nos extasiamos con las flores rojas decorando la ribera de los canales; pasamos bajo banderas flameantes de todos los colores; por calles estrechas y curvas nos cruzamos con miles de turistas venidos de todas partes del mundo; admiramos las máscaras del Carnaval de Venecia que exhiben en las vitrinas de los almacenes; la estatua de Paolo Sarpi; la imagen de San Antonio en el nicho de un muro, decorada con azucenas blancas; bebimos agua en una fuente pública; las muchachas admiraron a un gondolero con su camiseta a rayas rojas y el sombrero de paja con ala ancha y cinta colorida; se nos hizo agua la boca frente a una vitrina de dulces y bocadillos de harina de trigo con mil rellenos; vimos algunas prendas de vestir secándose al sol en el alambre expuesto; nos deleitamos mirando uno de los mayores canales desde el Puente el Vecchio; fuimos testigos del amor que se acababan de jurar una pareja de novios japoneses que pasaron en góndola de lujo; hasta que por fin, después de andar muchas cuadras y subir y bajar varios puentes,  llegamos a la famosa Plaza de San Marcos, en forma de L, muy bella, con esa torre altísima, cuadrada y de ladrillo.



Tanto en lo alto de la torre como en las partes más encumbradas de la Catedral y el muro del reloj, no puede faltar la imagen del león alado símbolo del evangelista cristiano.  Cada año se celebra en Venecia el Festival de Cine que otorga estatuillas del León de Oro a la mejor película y el León de Plata al mejor Director. Se cree que San Marcos era recaudador de impuestos y que sus restos están enterrados en esta Catedral. A esta hora ya se está ocultando el sol y una medialuna muy alta decora el firmamento sin nubes. Desde la Plaza, en horas de la tarde, la vista sobre el mar, las iglesias y edificaciones del otro lado es lindísima.



La Catedral de San Marcos tiene detalles arquitectónicos preciosos. Como las imágenes en alto relieve que decoran los capiteles de las columnas, con figuras a veces zoomorfas, a veces religiosas, unas floridas y otras celestiales. Son más de 20 columnas cada una con decorados diferentes en sus extremidades. Y ni qué hablar de los frescos coloridos de los semicírculos superiores o de los ángeles con alas doradas que coronan la ojiva más alta. Dos ejemplos nada más de los miles de detalles preciosos que ostenta esta catedral, una de las más bellas de Italia. Llama la atención cómo a pesar de ser este un templo occidental, tiene muchos  decorados y detalles propios de la arquitectura oriental. Se que en la cripta de la Catedral de Venecia se celebran matrimonios muy elegantes para los cuales hay que reservar con mucha anticipación.


 El famoso reloj de la torre sobre el marco de entrada a la Plaza de San Marcos es lo más original. Además de los signos del zodíaco en figuras doradas, señala la hora en números romanos y los minutos que cambian cada 300 segundos, en caracteres arábigos. Cuando tomé la foto, el reloj marcaba las VII 40 de la tarde de este inolvidable viernes 18 de junio.

Ahora hay mucha gente en la plaza y eso que mis compañeros que han estado acá otras veces dicen que en esas ocasiones el público presente era incontable. Aquí también se ven algunos gondoleros con su uniforme típico, casi todos muy apuestos, esperando que algún turista contrate sus servicios de conductor. Según Álvaro, un gondolero se gana entre 500 a mil euros por día. De ahí que para ser gondolero es necesario pasar exámenes muy rigurosos y comprar el cupo que debe ser excesivamente costoso. Un poco como lo que ocurre en Colombia con los cupos de los taxis.



La ciudad de Venecia es una isla llena de canales y puentes. Las vías acuáticas generalmente son curvas, de tal manera que para quien viene por primera vez es difícil dar con una dirección y para llegar hasta la Plaza de San Marcos lo mejor es que siga el río humano que camina hacia el centro de la ciudad.


 A las ocho de la noche estuvimos en el Teatro de la ópera para asistir a la presentación de ‘Las Cuatro Estaciones’ de Vivaldi, el músico veneciano. Hoy tocará la Escuela Grande de San Teodoro de Venezia. Excelente presentación, un solista que nuestro amigo músico calificó de perfecto. La presentación se llevó a cabo en el salón capitular de la escuela, un teatro que al parecer antiguamente fue iglesia cristiana pues tiene las imágenes de los cuatro evangelistas pintadas en el cielo raso del salón.


 El Maestro Posada me explica la diferencia entre las distintas formas de tocar el violín. Cuando el concertista pone a ‘brincar’ el arco sobre las cuerdas, se llama stacato, y cuando las toca con las yemas de los dedos, se habla de piscicato. El Clavicémbalo es el instrumento anterior al piano que ahora toca una de las mujeres del concierto. La diferencia está en que en el piano se martillan las fibras en cambio en el clavicémbalo las cuerdas se rasgan.

Luego del Concierto regresamos a la Plaza de San Marcos. Se ve muy bella, con sus 80 ventanas iluminadas. Abajo en el primer piso hay bares, casi todos con conjuntos musicales para amenizar la estadía de los turistas y clientes. Los precios son a la altura del sitio: una cerveza cuesta 9.5 y una aromática ocho euros. 


 A las 11:30 dejamos la Plaza de San Marcos en busca de nuestra camioneta que dejamos parqueada en la Plaza de Roma. Media hora duró la caminada pasando por encima de los 14 puentes que atraviesan los canales por los cuales navegan las góndolas. Incluso a esta hora se ven pasar parejas de enamorados en góndolas de lujo con apliques dorados. Todos nos sentíamos cansados pero dichosos de las experiencias tan agradables que vivimos hoy. Así que dimos gracias cuando nos sentamos en nuestro vehículo 1909 y mucho más nos alegramos cuando nos tiramos a dormir en la cama.


Sábado 19 de junio de 2010:
 
Después del desayuno en el Novotel pude escribir algo en Internet. A las ocho de la mañana, muy cumplidos estuvimos todos con nuestras maletas organizadas para dejar unas en el carro y llevar al crucero lo preciso para el viaje. Así que regalos y suvenires quedarán en la camioneta los ocho días que dura el crucero.



El muelle está cerca así que en 20 minutos estuvimos entregando las maletas igual como se hace en un aeropuerto antes de abordar. Esta tarde encontraremos cada uno los equipajes en la respectiva cámara. Fue muy oportuno hacer esta diligencia a las nueve de la mañana. Fuimos de los primeros pasajeros en estar allí. Acomodar 2.500 personas no es fácil. A las dos de la tarde regresaremos al barco a registrarnos y almorzar dentro de la nave.

Como la camioneta también quedó parqueada por una semana en el muelle, tomamos un bus urbano que en cinco minutos nos dejó en la conocida Plaza de Roma. Desde allí anduvimos 40 minutos para llegar de nuevo a la Plaza de San Marcos. A esta hora 10:40 de la mañana, el sol pega en el lado contrario de cómo se proyectaba ayer tarde. Fotografié los ángulos de la plaza que faltaban por grabar, en especial el reloj de San Marcos con sus dos campaneros que cada hora martillan el gran bronce. No puedo dejar de recordar el día aquel cuando mi papá llegó a la casa de La Pradera en Envigado con el reloj Jawaco ‘Campanero de San Marcos’ que en 1.972 le costó $ 1.600.



El ingreso a la Catedral de San Marcos es gratuito, aunque la subida hasta la terraza de los caballos cuesta cuatro euros. No se permite tomar fotos y a cambio venden postales con los detalles sobresalientes de la iglesia. Para subir a la torre hay que pagar 9 euros, pero hay servicio de audioguía y ascensor. Desde la  terraza se aprecian los grupos de turistas escuchando al guía en su propia lengua quien les explica detalles de los distintos puntos de la Plaza. Algunos de estos guías llevan un pequeño amplificador que los turistas escuchan en sus audífonos. Casi todos los mentores portan una bandera de colores en lo alto de un asta para orientar su grupo de viajeros. El día está un poco nublado pero al fondo del reloj de la plaza se observa una parte azul sin nubes.



La Catedral de San Marcos es más bien oscura. Está llena de pinturas medievales sobre fondos dorados. Tiene cuatro cúpulas y el piso es en mármol de diferentes colores que forman figuras geométricas. Desde el coro se divisa muy bien el interior del templo y se pueden apreciar réplicas a escala de la Catedral. Mediante cortes transversales de la edificación se ve la manera como se sostiene toda la estructura.



Como hoy es sábado, claro, hay muchos turistas en la plaza y sobre todo grupos de países. Pero ya ve, tanta gente con la que nos hemos tropezado y nadie se ha encontrado con alguien conocido. Se ven unos negros africanos con vestimentas muy raras, como batas muy amplias con abundantes encajes y a veces de color verde limón.

Ricardo y su esposa pagaron 7.5 € cada uno para visitar El Palacio de los Duques que al decir de nuestros compañeros es algo espectacular. Mientras ellos estaban dentro, cayó una llovizna ligera en el malecón en donde los esperamos nosotros. Anoche no dormí lo suficiente, así que hoy me siento un poco cansado, a pesar que la jornada de este sábado 19 no ha sido tan extenuante.

A las 12:30 nos encontramos todos para regresar a la Plaza de Roma. Y ahora se hizo evidente la ventaja de viajar en grupo. El transporte de la Plaza de San Marcos a la de Roma en una embarcación cuesta 7.5 € por persona, pero el viaje es demorado, hace varias paradas y llega solo hasta la mencionada plaza. En cambio nosotros decidimos contratar por 80 € una lancha-taxi que en solo 15 minutos nos dejó directamente en el puerto de abordaje del Crucero.

La camioneta queda parqueada en el Terminal, con las maletas grandes donde dejamos aquellas cosas que no necesitaremos dentro del barco. Cuando regresemos el próximo sábado solo tendremos que caminar una cuadra para sentarnos en la Mercedez Benz e iniciar el viaje hacia nuestro nuevo destino: la ciudad alemana de Viena. Las comodidades de la vida moderna y el beneficio de pasear con una persona de tanta experiencia como Álvaro Posada.

Desde la lancha expresa observamos primero un yate de lujo con helicóptero a bordo fondeado en la bahía. Más adelante se aprecia el edificio de ladrillo del Hotel Hilton Venecia. Ya en el muelle procedimos a hacer el abordaje del Splendor of the Seas, nuestra casa flotante por una semana.



Siempre hubo algo de espera para registrarnos, entre otras cosas porque nuestros pasaportes no tienen código de barras o por la falta de visa americana de algunos. Allí supimos que el chequeo lo hubiéramos podido hacer por Internet, pero bueno, lo que sigue son 7 días más descansados y con posibilidad de dormir más tiempo. Ya dentro  del barco nos obsequiaron agua y galletas, y nos tomaron la foto del grupo para el recuerdo. 

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