Pisa

Lunes 14 de junio de 2010:

En esta mañana de principio de semana estamos pasando por Carrara. Grandes camiones transportan rectángulos gigantes de mármol claro. En la montaña se ven algunos parches blancos de donde sacan el mármol.  Ahora las montañas están más retiradas de la costa lo que hace que la carretera se vea más abierta. En algunos predios se ven tambores de heno cosechado para el invierno. El tramo por el cual transitamos en este momento, hay una muralla verde que separa los dos carriles de la autopista. Dejamos atrás la Lujuria y entramos a la región de Toscana.

Atravesamos un puente sobre el río Arno que viene de Florencia. Cambió el tiempo nubado de esta mañana y ahora el firmamento se presenta azul y con pocas nubes. Llevamos la mitad del camino entre Niza y Roma a donde llegaremos esta tarde. En el peaje pagamos 30 € por el tránsito a través de la Autopista del Sol. A la una y diez de la tarde entramos a la ciudad de Pisa. Yo me imaginaba una ciudad pequeña y cerrada, pero qué va, es amplia y abierta. Tiene unos 300 mil habitantes y es una población muy extendida.

Al entrar a Pisa nos llaman la atención las ruinas de las murallas que alguna vez tuvo la ciudad. Desde la entrada se ven en las vitrinas estatuillas de Pinocho el principal suvenir pisano. Yepeto era el papá del famoso muñeco latino.

Qué fortuna llegar a esta bella ciudad italiana en un día de tanto sol y con cielo azul. Todo se ve más hermoso aún. La torre de Pisa corresponde al campanario de la iglesia de San Juan Bautista, construida a un lado de la famosa torre. Qué bella es esa estructura! Ingenieros japoneses le colocaron un contrapeso que detuvo su caída. La mayoría de los turistas se toma fotos con los brazos extendidos como sosteniendo la torre inclinada. Y hay bastantes visitantes hoy.

Almorzamos lasaña y espaguetis en el Restaurante Il Turista 1.963 con mesas en el patio trasero y bajo un árbol de olivo. Ya con el estómago lleno cada uno salió a conocer por su cuenta con el compromiso de vernos nuevamente en la puerta del Restaurante a las 3:30 de la tarde.

El centro de la ciudad en donde están los edificios emblemáticos de Pisa es muy agradable. Algunos turistas alquilan bicitaxis de varios asientos. Creí que solo se veían en Tolú. Hay calles amplias por donde no circulan autos para facilitar el desplazamiento de los visitantes. No me imaginaba esos espacios amplios, abiertos y con recuadros cubiertos de grama verde. Los edificios de apartamentos no superan los seis pisos en línea y a la misma altura. Además este lunes sopla una brisa muy agradable que hace más sorprendente nuestra visita.

Qué emoción estar acá, al pié de la famosa torre, el Baptisterio y la Catedral contigua. En un parque cercano a la Torre se ve la escultura de Rómulo y Remo, los fundadores de Roma,  bajo la famosa Loba. Qué arquitectura tan hermosa: estatuillas en alto relieve, figuras de ángeles en mármol, capiteles corintios, frontispicios y arcos de medio punto engalanan los tres edificios emblemáticos de Pisa. Y todo aquello se aprecia sobre un fondo azul de nubes blancas saltonas. Me ha encantado esta ciudad.

Además de los edificios antiguos me llama la atención un novedoso auto Fiat de vidrios panorámicos y amplio espacio interior. Aunque el diseño superficial no me convence, hay que reconocer que se trata de una carrocería innovadora. Ricardo me recuerda que el Fiat 500 otro auto que me encanta, salió para conmemorar los 50 años del Topolino. De ahí su estructura semejante pero mejorada.

Muchas personas hacen fila para subir hasta lo más alto de la Torre de Pisa. El ascenso cuesta 15 € y dos euros el ingreso a la Catedral. Yo aprovecho el rato para recorrer algunas calles donde hay bares y comederos con sillas y parasoles afuera. Las construcciones son todas antiguas y le dan un aspecto muy lindo al centro histórico. Muchas ventanas, balcones y recipientes de barro exhiben matas de flores coloridas que alegran el ambiente y hacen más hermosa esta metrópoli.